Ética, política y poder en la obra de Ibn Al-Muqaffa. Reflexiones en torno a la obra Ética y Educación para políticos, por Bilal Portillo*
viernes, noviembre 16, 2018
Abraza lo que el mundo rechaza, y no hagas lo que hace el mundo…
Jakob Böhme
La
política es tema eternamente de moda, hay siempre en ella tensión, incendio y
turbulencia. Algunas editoriales saben aprovechar esa carga energética y lanzan
títulos o traducciones de libros clásicos sobre el tema, y si se añade de paso
alguna tormenta política mundial, es una buena combinación para ventas nada
despreciables. Lo cierto en mi opinión es que en estas ofertas hay de todo,
desde los libros interesantes hasta las más descaradas estafas; pero cada quien
es libre de comprar lo que quiera. Rescato sin embargo la posibilidad de
interesarse en la política, la historia y el poder.
Precisamente
la experiencia que sobre estos asuntos acumuló Abdallah Ibn al- Muqaffa, ha
dado lugar –afortunadamente– a que en este año unos textos suyos se tradujeran
y publicasen gracias a la editorial
española Verbum, se trata de Ética y Educación para políticos, un libro que contiene dos textos
de Al-Muqaffa agrupados en un volumen. Estos textos fueron traducidos del árabe
por Margarida Castells Criballés y M. Luz Comendador, en un libro de menos de
doscientas páginas.
Percepciones sobre la vida y obra de Abdullah ibn
Al-Muqaffa
Sobre
su vida se sabe que nació en Persia (hoy Irán) cerca del año 720 en la ciudad
de Gur en Firuzabad o en algún lugar cercano a ella y que murió en el 757 en
Basora (hoy Irak). En lo político jugó un papel importante como secretario (katib) y consejero de algunos personajes
capitales de las dinastías árabes Omeya y Abasí. Nuestro autor tuvo la astucia
de hacer una transición entre estas sin demasiados daños colaterales y
conservando su puesto; de su muerte se dice que fue obra de algunas enemistades
poderosas, y movida por intereses políticos, en lo religioso como en lo
político y lo literario fue una síntesis del viejo sistema persa y el naciente
imperio islámico, de hecho zoroastriano de nacimiento y converso en la adultez
al islam, traductor del persa al árabe, aunque la mayoría de sus textos los
escribió en la lengua de la Península. En lo literario destacó como brillante
traductor de algunas de las más grandes obras clásicas persas al árabe, una de
sus traducciones más significativas en este sentido es la del fabulario de
origen indio Calila e Dimna, que
serviría de base a la traducción patrocinada por Alfonso X El Sabio al español. Historiadores
como Vernet y Montada le atribuyen con cierta justicia el rol de iniciador de
la prosa en árabe, de hecho Montada [1] se expresa en estos términos:
Ibn al-Muqaffaˇ es la personalidad más destacada de un
grupo de funcionarios de origen persa que contribuyeron decisivamente a la
creación de la prosa árabe, y en particular, al desarrollo del género del adab.
También se le atribuye la traducción de otros
textos y la autoría de varias obras originales entre las que se cuentan algunas
Rasail o epístolas, una obra llamada Tahmid y los textos al-adab al-kabir y el al-adab al-Sagir, que son los que dan origen
al libro traducido bajo el título Ética y Educación para políticos. Estas
dos obras suyas se pretende compararlas con El
Príncipe de Maquiavelo, y aunque es cierto que hay pasajes parecidos, la
obra de Muqaffa se enmarca exclusivamente en el género del adab [2], categoría utilizada en la literatura islámica para
designar el conjunto de obras que tratan sobre refinamiento espiritual según la
bonita definición de Nasr [3], en lo particular creo estos escritos están más
cerca de la obra del bizantino Cecaumeno [4] o del Manual de Política de Cicerón, que a la obra del secretario
florentino. Ahora bien dentro de la producción literaria islámica esta obra no
es pionera en el género, por ejemplo la carta del Imam Ali a Malik Al- Ashtar,
escrita probablemente cerca del año 657 de nuestra era (año 38 en el calendario
islámico), circuló entre los musulmanes antes que la obra de Al-Muqaffa. Este
ensayo tuvo también un famoso predecesor en el tratado Siyasatnama de Nizam Al-Mulk, escrito al que también se le ha
comparado con el Príncipe de
Maquiavelo [5].
Ahora
sobre esta reciente publicación de la editorial Verbum, debo señalar que uno de sus grandes aciertos es el texto de
introducción preparado por Margarida Castells Criballés (una de las
traductoras), que irradia bastante luz sobre el autor, su contexto y obra. El
libro ha sido dividido en dos partes, la primera (mayor en extensión) es la traducción
del al-adab al-kabir que Vernet traduce como la Gran Literatura, y
que es una recopilación de consejos y reflexiones en torno a la actividad
política y lo que ello conlleva, siempre bajo un tono moralizante y con el
ansia de la perfección espiritual. Esta traducción parte de una versión en
árabe publicada en Beirut (La Gran Literatura) en 1999 y el Cairo (La Pequeña
Literatura) en 2013.
Acercamiento
superficial a los ejes temáticos de Ética
y educación para políticos
De
entrada en la primera parte del libro aconseja Ibn Al-Muqaffa al aspirante a
político:
“Si te interesa el ejercicio del gobierno con garantía de
éxito y te preocupa la buena gestión del poder, busca refugio en los sabios y haz
caso de sus consejos” (página 69), aquí hay un
paralelismo interesante con una de sus predecesoras, el Imam Ali en su carta Consejos para un buen Gobierno dice: “Estudia mucho con los hombres de conocimiento
y conversa mucho con los sabios”.
La
obra también recomienda al político:
“ Disminuir las horas que dedica a comer, beber, dormir,
conversar” (página 69).
Este
texto tal y como lo indica la traducción es un manual de educación y derroche
de virtudes que el político debe ostentar, por ejemplo sobre el papel social
del aspirante a gobernar Al-Muqaffa enfatiza:
“El deber de un príncipe es velar en todo momento por el
bienestar de su pueblo: ha de prestar atención a asuntos que, en principio, no parecen
revestir importancia y, al mismo tiempo, tiene que dedicarse a solucionar
problemas complejos” (página 79).
También
es interesante la importancia que el secretario persa le concede al
fortalecimiento de la moral:
“Un príncipe debe tener plena consciencia de que la opinión
de muchos depende de la suya, excepto la de aquellos despreocupados que no se
fijan en nada y a los que absolutamente todo les resbala.
Es de esperar, pues, que valores tales como la religiosidad
la piedad y la honradez se vean reflejados en el carácter y las actitudes del
príncipe. Es más, no solo reflejados en él, sino impulsados por él. Al mismo
tiempo, es muy importante que no dé oportunidad a la corrupción o a la
inmoralidad, bajo ningún concepto”. (Página
81)
El
segundo libro que forma parte de esta colección es el al-adab al-Sagir o Pequeña Literatura, siguiendo siempre la traducción
de Vernet, se trata de una breve recopilación de ejercicios reflexivos sobre la
vida, la política, la moral y el poder; muy al estilo del Manual de Epicteto o de las Meditaciones
de Marco Aurelio. Al-Muqaffa dice en estos ejercicios:
-“El hablar con tino-por escueto que sea- es de gran
enseñanza. Acercarse al error –por nimio que sea– es gran calamidad.
Encontrarse con los amigos fraternales –por fácil que sea– es gran provecho”.
(Página 156)
-“No te habitúes a la presencia del perverso, ni te apoyes
en quien no sea de fiar”. (Página 158)
-“La piedad bien entendida muestra tres atributos:
sinceridad en el momento de la cólera, liberalidad en la desgracia e
indulgencia en el poder”. (Página 166)
-“Tener mala memoria es mejor que guardar recuerdos
infames”. (Página 173)
Esta
es más o menos la dinámica de la segunda parte, por lo que considero
innecesario extenderme más al respecto.
***
Título:
Ética y educación para políticos
Autor:
Abdullah Ibn Al-Muqaffa
Editorial:
Verbum
País:
España
Páginas:
182
Año:
2018
* Ensayista
y articulista salvadoreño.
Notas:
1.
Joseph
Puig Montada, Ibn al-Moqaffa y el orgullo sasánida, Anales del Seminario de
Historia de la Filosofía, volumen 24, página 86, año 2007, encontrado el 25 de
agosto de 2018 en: http://revistas.ucm.es/index.php/ASHF/article/viewFile/ASHF0707110085A/4673
2.
Por
ejemplo Vernet en su Literatura árabe
la clasifica en el género del adab
3. Ver el ensayo El Corazón del Islam del iraní Seyyed Hussain Nasr, página 75,
traducido y publicado bajo el sello editorial Kairós.
4. Cecaumeno,
Consejos de un aristócrata bizantino, publicado en
español por Alianza Editores, Madrid, España, 2000.
5. Ver la obra de Hamid Dabashi, Shiism a religion of protest, The Belknap Press of Harvard University
Press, Londres, Inglaterra e impreso en los Estados Unidos, 2011, página
71.
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