Reflexiones sobre el seminario de cultura islámica por: Andrea Reneé Escalante Almeida (El Salvador)
lunes, abril 08, 2019
“No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El
amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene
por la propia.”
Mahatma Gandhi
Siempre he pensado que la solución a todos los problemas actuales está
en el conocimiento, el respeto ajeno y la tolerancia. Y con seminarios como
este, es preciso tender puentes para poner un alto a la intolerancia hacia el
islam desde otras religiones y viceversa. A lo largo de los pasados 2 sábados,
bastante de lo que creía saber sobre el islam ha cambiado, y he aprendido
todavía más cosas, que antes me eran desconocidas.
Al principio, no lograba hacer una clara distinción entre las 2
principales escuelas dentro del islam (Suní y Chií). Gracias a este espacio, he
aprendido que los chiítas siguen las enseñanzas de Ali, que, para ellos, es el
primer imán y, por lo tanto, es un digno sucesor del profeta Muhammad, y los
suníes siguen las enseñanzas atribuidas a Muhammad a través de los sunnas. Fue
importante conocer los lugares de gran peregrinación para los musulmanes, como
La Meca, Medina y Kerbala, y todo el proceso que debe llevarse a cabo previo a
la peregrinación que todos los musulmanes deben hacer, es decir, a La Meca. Por
ejemplo, pedir perdón a las personas que se hayan ofendido antes, tener todas
las deudas saldadas y, como lo veo, llevar el corazón y el alma en paz.
Me llama mucho la atención el involucrar la religión del islam en
política, economía, sociedad, filosofía, etc. pues las mezquitas son también
centros de divulgación y conocimiento. Así como el hecho de que, en los países
árabes de mayor concentración musulmana, en las universidades hayan más mujeres
que hombres. Y es aquí otro punto que ha cambiado de sobremanera mi percepción
del islam: el rol de la mujer. Aunque no me termina de quedar claro por qué en
muchos de estos países las mujeres son relegadas a muy pocas actividades, me
asombra el saber que en la mayoría de universidades árabes, son las mujeres con
mayor presencia. Otro aspecto que me parece interesante es el hecho de la
vestimenta, pues no hay que negar que la mayoría de imágenes que nos llegan a
América de países de mayoría musulmana, las mujeres están cubiertas de pies a
cabeza, y en el caso de Arabia Saudita, a duras penas se les ve las caras. Si
las mujeres realmente pueden andar como se les plazca, siempre y cuando se
respeten las normas del recato, me parece excelente. Sumado a esto, he
aprendido a diferenciar los tipos de vestimentas para las mujeres (y para los
hombres también). Antes distinguía solo el hiyab y la burka, pero ahora conozco
con sus nombres y los puedo distinguir el chador y la niqab.
Todo esto me hace pensar que el hombre también tiene que pasar por
cuestiones difíciles, pues al ser la cabeza del hogar, y el que provee a su
casa, no puede descuidarse mucho y dejar desamparada a su familia. Algo que me
llama mucho la atención también, pues ahora comprendo de mejor manera que el
islam es una religión muy estricta en muchos aspectos, muy decorosa y recatada.
Y esto lo noto principalmente en la práctica del Ramadán, que puede tomarse
como una metáfora para agradecer por la vida que uno tiene, lo que ha ganado, y
cómo empatizar con alguien en una situación menos favorecedora que uno.
Siempre supe que no todos los musulmanes están a favor de grupos
extremistas dentro de su religión (así como yo, católica, no estoy a favor de
los católicos fanáticos de la religión). Diría que la mayoría de musulmanes (sean
suníes o chiítas) no están a favor del wahabismo y, por lo tanto, del ISIS. Y
es aquí donde veo la principal importancia de compartir conocimientos sobre el
islam como cursos como este.
Lastimosamente, parte de la naturaleza del ser humano es generalizar.
Que todos los católicos defendemos a los curas pedófilos, que a todos los
evangélicos les gusta dar el dinero a sus líderes como sea, que todos los
musulmanes son terroristas, que todos los ateos y agnósticos no creen en Dios
hasta estar en una situación crítica, y un gran y triste etcétera. Como lo
mencioné al principio de este ensayo, la solución a los problemas, no importa
lo grande o pequeño que sea, radica en el conocimiento, en comprender el por
qué de las cosas, y respetar al otro. Como bien lo dijo Walt Whitman, “cuando
conozco a alguien, no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me
basta con saber que es un ser humano”. Con el acceso a la información con la
que contamos actualmente, deberíamos respetar al otro, por el simple hecho de
ser humano. Es triste que, aún en el siglo XXI, con tanto avance tecnológico,
con las formas fáciles que tenemos para conocer y hablar con otras personas,
descubrir culturas, religiones, sociedades y países ajenos al nuestro… la
intolerancia esté al orden del día.
Cada vez que veo u oigo un comentario despectivo a una persona, por su
género, condición social, color de piel, preferencia sexual, ideología
política, religión, etc. veo que perdemos la humanidad en nosotros, y que nos
hace falta mucho por llegar a la verdadera paz. Queremos hacer del mundo una
extensión de nuestra casa, sin detenernos a pensar que afuera hay millones de
personas, con historias e ideas muy diferentes a las nuestras, que pueden
aportarnos mucho, y que la clave para llegar a esa tan ansiada paz es escuchar
a nuestro alrededor, y un poquito más allá. Cuando juzgamos a un rico o a un
pobre, a un hombre o a una mujer, a un blanco o a un negro, a un católico, ateo
o musulmán, etc. nosotros mismos nos dividimos.
Gracias a este seminario, he adquirido mayores conocimientos sobre el
islam, que estoy segura de que me ayudarán a simpatizar más con los musulmanes,
a investigar más, a derribar mitos en mis círculos y crear lazos para
respetarnos mutuamente, no porque creamos en Dios, sino porque somos humanos,
tenemos sueños y metas que cumplir. Bien dice la Biblia que hay que amar al
prójimo como a uno mismo. Y no veo razón alguna de irrespetar a otra persona
solo porque su percepción de Dios tiene algunas diferencias con la mía. Son
oportunidades como este seminario de cultura islámica en que el conocimiento es
la herramienta principal para estrecharnos las manos y ayudarnos porque, más
allá de las divisiones religiosas que pueden haber entre católicos y
musulmanes, somos al final hermanos. Además, el conocimiento es clave también
para dejar de castigarnos entre nosotros por lo diferentes que seamos, pensemos
o sintamos, y aprender a aceptarnos y respetarnos, como la Biblia y el Corán
nos mandan a hacer.
“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el
mundo sea un lugar apto para ellas”
John F. Kennedy
Fotografía de Freepik
*Este trabajo se escribió como tarea final
del seminario de Introducción a la Cultura Islámica, impartido por la
Asociación Cultural Islámica Shiita de El Salvador en la Casa de la Cultura del
Centro de San Salvador.
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