Los Pactos del Profeta Presentados al Gran Ayatolá Sayyid Sa’id al-Hakim. Por Taraneh Tabatabai
domingo, diciembre 09, 2018
El Dr. John Andrew Morrow, erudito y líder musulmán canadiense/estadounidense también conocido como al-Ustadh al-Duktur Ilyas Islam, se reunió el 26 de noviembre de 2018 con el Gran Ayatolá Muhammad Sa’id al-Hakim ―uno de los cuatro Grandes Ayatolás de Irak― en la ciudad santa de Najaf al-Ashraf.
Sayyid Salih al-Hakim, sobrino de la Autoridad Religiosa, hizo las presentaciones iniciales. Después el Gran Ayatolá realizó con un pequeño grupo de colaboradores íntimos, académicos y estudiantes avanzados una oración comunitaria.
El Dr. Morrow expresó con gran admiración: “Nunca, en mis sueños más descabellados, podría haber imaginado que rezaría las oraciones del mediodía y de la tarde detrás del Gran Ayatolá Sayyid Sa’id al-Hakim. Esas oraciones fueron, con mucho, las más llenas de bendiciones que ójamás he experimentado. Una oración detrás del Gran Ayatolá es como un millón detrás de un líder justo común.”
Después de completarse los rezos, el Gran Ayatolá invitó al Dr. Morrow a sentarse a su lado. Lo hizo de manera humilde y le estrechó la mano al Sa’id de un modo muy cordial. La conversación que tuvo lugar fue inusualmente larga, ya que las reuniones con los Grandes Ayatolás son por lo general breves. A veces se limitan a un simple saludo y bendición, o, a lo sumo, a la respuesta de una sola pregunta o a darse algún consejo.
El Gran Ayatolá al-Hakim estaba ansioso por conocer cómo llegó al Islam el Dr. Morrow. Se enteró de que era de ascendencia franco-canadiense y de los pueblos originarios de la región y que había abrazado el Islam hacía más de treinta años ―a la edad de dieciséis años― después de leer, entre otras obras, una traducción al inglés del Corán. Manifestó el Gran Ayatolá:
“Tenemos personas en este país que nacieron en familias musulmanas y se criaron como musulmanes. Sin embargo, no hay nada de musulmán en ellos. Tú, sin embargo, viniste al Islam sin haber conocido nunca a un musulmán. Aprendiste el Islam por el libro. Dios abrió tu corazón al Islam.”
El Dr. Morrow explicó al Gran Ayatolá que abrazó el Islam antes de la llegada de un gran número de musulmanes a Canadá y que los primeros supuestos musulmanes con los que se encontró eran en realidad salafitas-wahhabitas-takfiristas. Sin embargo, debido a la gracia de Dios, se encontró con los seguidores de Ahl al-Bayt a los dos años de haber dado su testimonio de fe.
El Gran Ayatolá al-Hakim se alegró de saber que el Dr. Morrow formaba parte de su comunidad académica. El Dr. Morrow explicó: “Fui alumno de Sayyid Muhammad Zaki al-Baqri y este fue alumno de Sayyid Salih al-Hakim. Aprendí el Islam de Sayyid Muhammad Zaki al-Baqri, Sayyid Muhammad Rizvi, el Dr. Liyakat ‘Ali Takim, junto con muchos otros shaykhs, doctores, profesores e incluso orientalistas.”
El Gran Ayatolá al-Hakim manifestó: “Entiendo el Islam. Sin embargo, no entiendo el pensamiento y la sociedad occidental. Pero usted entiende tanto el Islam como el pensamiento y la sociedad occidentales. Por lo tanto, usted está mejor equipado para difundir y defender el Islam en Occidente.”
Dijo El Dr. Morrow, en tanto entregaba una copia de Los Pactos del Profeta Muhammad con los Cristianos del Mundo al Gran Ayatolá al-Hakim: “Deseo ofrecerle un regalo.” Y para poner un marco de referencia expresó:
“Un gran erudito sunita llamado Dr. Muhammad Hamidullah, reunió todas las cartas, tratados y pactos del Profeta Muhammad ―que la paz y las bendiciones sean con él y su familia― en una obra titulada al-Watha’iq. Otro gran erudito shiíta llamado Ayatolá Ahmadi Miyanji, amplió la colección para incluir cartas, tratados y pactos encontrados en fuentes shiítas junto con su comentario. El trabajo, como saben, es Makatib al-Rasul.
El título del libro fue repetido al unísono por varios eruditos de alto nivel mientras agitaban la cabeza en señal de reconocimiento y sonreían. Añadió el Dr. Morrow “Este libro, The Covenants of the Prophet Muhammad with the Christians of the World,” continúa la investigación del Ayatolá Ahmadi Miyanji. Es un arma contra los takfiristas.” El Gran Ayatolá procedió a darle al Dr. Morrow una larga lista de consejos y oraciones para el éxito.
Cuando Sayyid Salih al-Hakim le preguntó al Dr. Morrow sobre su impresión del Gran Ayatolá al-Hakim, el Dr. Morrow lo describió como un wali salih, un amigo justo de Dios, amable, humilde, gentil, inteligente, sabio, de mente abierta, culto y piadoso. Y agregó: “El Ayatolá irradiaba luz. Podía ver literalmente los rayos que salían de sus ojos. Estaba rodeado de un aura de santidad. Emanaba santidad.”
Casi una semana después, el día de su partida y de su regreso a Occidente, se informó al Dr. Morrow que el Gran Ayatolá le había enviado sus mejores saludos. Al regresar a casa dijo el Dr. Morrow: “Aunque deje atrás al Ayatolá, lo llevaré en mi corazón.”
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