En torno al mes sagrado de Ramadán
martes, mayo 15, 2018
Como sucede desde hace más de
1400 años, el conjunto de adeptos a la fe islámica esperan - o bueno la mayoría- con cierta ansiedad la llegada del mes de Ramadán, el
noveno en el calendario lunar islámico. En los países de mayoría musulmana, en
las repúblicas islámicas y en los lugares en donde viven muchos seguidores del
Islam, este mes se vive más o menos de manera festiva, con algunos destellos de
alegría y con muchas intenciones de cambio y mejora (cumplir con los cinco
rezos, seguir la tradición profética con ahínco, convertirse en predicador de
la fe, y un largo etcétera), intenciones que pocas veces se cumplen y la vida
sigue justo igual que antes de Ramadán, digamos que todo esto es habitual. Lo
que resulta preocupante es que haya grupos con tales ansias de poder y dinero, que ya no les importa el
simbolismo y la realidad sagrada de Ramadán.
Uno de los ideales favoritos del
Ramadán es la unión de los musulmanes bajo las insignias más representativas
del Islam: El Corán y la Tradición Profética. Es obvio que este ideal de unión
no se ha cumplido casi nunca, y hoy menos, a pesar de los esfuerzos de
personas, grupos y asociaciones en Irán, Egipto, Líbano y demás. La
priorización del interés de poder
político y económico sigue siendo la meta principal de algunos grupos
poderosos en el ambiente islámico mundial, por ejemplo hay que ver las
actuaciones y discursos recientes de los pregoneros de la monarquía saudita
(patrocinadora del wahabismo), la indiferencia de la monarquía jornada ante la
situación palestina y siria para darse cuenta de su espíritu traidor al Ramadán
y los valores del Islam. El Sagrado Corán, ese libro sabio y esclarecedor en
sus páginas nos advierte de los enemigos del Ramadán y del Islam en los
siguientes términos:
10. No obedezcas al vil que
jura permanentemente,
11. Al difamador que siembra
la discordia,
12. A quien se niega a hacer
el bien, al transgresor, al pecador,
13. Al arrogante y además
bastardo,
14. Porque tenga bienes e
hijos.
(Capítulo 68 «El Cálamo» )
Ahí está la descripción de los
diseminadores del espíritu anti-islámico de nuestra época, los mismos que
asediaron al Profeta y asesinaron a su Familia.
San Salvador, Mayo, de 2018
islámica esperan - o bueno mejor
digamos la mayoría- con cierta ansiedad la llegada del mes de Ramadán, el
noveno en el calendario lunar islámico. En los países de mayoría musulmana, en
las repúblicas islámicas y en los lugares en donde viven muchos seguidores del
Islam, este mes se vive más o menos de manera festiva, con algunos destellos de
alegría y con muchas intenciones de cambio y mejora (cumplir con los cinco
rezos, seguir la tradición profética con ahínco, convertirse en predicador de
la fe, y un largo etcétera), intenciones que pocas veces se cumplen y la vida
sigue justo igual que antes de Ramadán, digamos que todo esto es habitual. Lo
que resulta preocupante es que haya grupos con tales ansias de poder y dinero, que ya no les importa el
simbolismo y la realidad sagrada de Ramadán.
Uno de los ideales favoritos del
Ramadán es la unión de los musulmanes bajo las insignias más representativas
del Islam: El Corán y la Tradición Profética. Es obvio que este ideal de unión
no se ha cumplido casi nunca, y hoy menos, a pesar de los esfuerzos de
personas, grupos y asociaciones en Irán, Egipto, Líbano y demás. La
priorización del interés de poder
político y económico sigue siendo la meta principal de algunos grupos
poderosos en el ambiente islámico mundial, por ejemplo hay que ver las
actuaciones y discursos recientes de los pregoneros de la monarquía saudita
(patrocinadora del wahabismo), la indiferencia de la monarquía jornada ante la
situación palestina y siria para darse cuenta de su espíritu traidor al Ramadán
y los valores del Islam. El Sagrado Corán, ese libro sabio y esclarecedor en
sus páginas nos advierte de los enemigos del Ramadán y del Islam en los
siguientes términos:
10. No obedezcas al vil que
jura permanentemente,
11. Al difamador que siembra
la discordia,
12. A quien se niega a hacer
el bien, al transgresor, al pecador,
13. Al arrogante y además
bastardo,
14. Porque tenga bienes e
hijos.
(Capítulo 68 «El Cálamo» )
Ahí está la descripción de los
diseminadores del espíritu anti-islámico de nuestra época, los mismos que
asediaron al Profeta y asesinaron a su Familia.
San Salvador, Mayo, de 2018
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