Respuestas musulmanas contemporáneas a la cuestión de la libertad y los derechos humanos por Seyyed Hossein Nasr
viernes, diciembre 06, 2013
Lejos de mostrarse pasivos ante
los retos planteados por Occidente sobre la cuestión de la libertad y los
derechos humanos, durante las últimas décadas, quienes han tratado de analizar
el significado actual de la libertad para la sociedad islámica, más allá de las
urnas y los compromisos prácticos y teóricos que implica la cuestión de los
derechos humanos, han ofrecido numerosas respuestas desde el punto de vista del
Islam. En la mayoría de los países islámicos existen ahora grupos de derechos
humanos, a los que se oponen algunos gobiernos y que incluso son considerados
agentes de Occidente por otros. Se han producido también extensos debates sobre
la cuestión del Islam y los derechos humanos entre teólogos, filósofos y
juristas, incluidas algunas de las autoridades tradicionales más eminentes.
Muchas deliberaciones, congresos y debates a comienzos del siglo XV del
calendario islámico, fecha que corresponde a la década de 1980, condujeron a la
publicación de una declaración islámica de derechos humanos que logró el apoyo
de numerosas autoridades musulmanas tradicionales y muchas organizaciones
importantes y que se ha difundido ampliamente por todo el mundo islámico.
Basados íntegramente en el
Corán y el Hadtih, los derechos enumerados en este documento incluyen el
derecho a la vida, la libertad, la igualdad y la prohibición de la intolerable
discriminación; el derecho a la justicia, a un juicio justo, la protección
contra el abuso de poder, la protección contra la tortura, la protección del
honor y la reputación, y el derecho de asilo; los derechos de las minorías; el
derecho de participación en la dirección y gestión de los asuntos públicos; los
derechos de creencia, pensamiento y expresión; libertad de religión y de libre
asociación; libertad de actuar en lo que concierne al orden económico,
protección de la propiedad, seguridad social, libertad de fundar una familia, y
asuntos relacionados; los derechos de las mujeres casadas; el derecho a la
educación, a la intimidad y libertad de movimiento y de residencia.
Un occidental escéptico podría
decir que éstos son simplemente conceptos occidentales modernos de los derechos
humanos formulados en términos islámicos. Pero lo cierto es que cada uno de
estos derechos está sostenido por
referencias coránicas y del Hadtih. Sin duda, lo que constituye el contenido
de los derechos humanos, y no su forma, no es algo específicamente
moderno, sino que se encuentra de una manera u otra en las enseñanzas morales y
espirituales de diversas religiones y en los escritos de filósofos morales de
muchos países, de China a Francia, incluidos, por supuesto los del mundo
islámico. Lo que este documento y otros similares ofrecen, son las respuestas
del mundo islámico al reto planteado por occidente en esta materia, pero la
sustancia de la respuesta procede del propio Islam.
En el nivel práctico, a pesar
de numerosos obstáculos políticos y sociales, en los años recientes ha habido
en varios países islámicos un desarrollo hacia un mayor respeto por la ley y
los derechos y libertades que en ella se garantizan. En países tan diferentes
como Malasia, Indonesia e Irán hay en marcha un intento de desarrollar lo que
se denomina una sociedad civil islámica gobernada por la ley, que no sería una
sociedad secularizada, sino una sociedad civil en las que estarían garantizados
los derechos de los ciudadanos. Las dicotomías establecidas por tantos
supuestos expertos en Occidente entre una “teocracia” y una sociedad y un
gobierno no seculares son simplemente falsas en el mundo islámico y no se
pueden aplicar a él. Arabia Saudí o Irán no son teocracias en el sentido
occidental del término, y el de Egipto no es un Estado laicista. Actualmente,
el mundo islámico está en proceso de responder a los retos planteados por el
modernismo tanto en este ámbito como en otros. Muchos experimentos están en
curso en países tan diferentes como Turquía e Irán. Y puesto que este proceso
se desarrolla bajo unas condiciones en las que no existe una libertad completa
dentro o fuera, a veces se manifiestan formas extremas de acción con
consecuencias trágicas. Pero estas violentas erupciones no deben hacernos
olvidar que en un nivel más profundo está sucediendo algo mucho más
fundamental. Y lo que está sucediendo es que se está dando respuesta a los
difíciles desafíos que plantea el mundo moderno por parte de una importante
civilización mundial que, a pesar de su habitual debilidad política y militar,
tiene los recursos espirituales necesarios para subrayar la importancia de la
dignidad humana y los derechos que Dios ha concedido a los seres humanos; y
todo ello, sin dejar de subrayar, al mismo tiempo, que todos nuestros derechos
proceden del cumplimiento de nuestras responsabilidades con Dios y Su creación,
y que sin aceptar las responsabilidades, el énfasis en los derechos sólo puede
transformarnos en una especie que es un peligro para sí misma y para todo lo
que le rodea.
Extraído del libro El
corazón del Islam, Editorial Kairós 2007, Barcelona, España, páginas 324 a
327.
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