Dios mediante, una niña por John Andrew Morrow*
martes, mayo 15, 2018
“Dios mediante nacerá, Dios mediante, será un niño",
dijo una mujer a mi esposa embarazada. Ella respondió: no, ”Dios mediante será
una niña". Confundida, la mujer repitió insistentemente una vez más “por
Dios, será un niño” y mi esposa respondió, en clave, “por Dios, niña”.
Aunque a mi esposa no le agradó ese cambio de
palabras, a mi me resultó casi normal. Escuché esas tonterías sexistas durante
décadas. Recuerdo cuando un orgulloso padre joven visitó una mezquita con sus
cuatro hijas. Fue recibido por hombres corpulentos y barbudos que se lamentaban
de que no tuviese descendencia masculina y dijeron: "Lo sentimos mucho por
ti. Rezamos para que Dios te conceda un varón".
Para muchos padres, tanto musulmanes como no
musulmanes, el nacimiento de un hijo es una bendición, independientemente de su
sexo. En lugar de orar específicamente por un varón, simplemente oran para que
la criatura nazca saludable. Lamentablemente, sin embargo, algunos hombres
musulmanes, en particular los de ciertas culturas patriarcales, tienen ideas
misóginas. Lo que es peor, han impuesto a muchas mujeres sus criterios. En
verdad, algunos musulmanes, al darse a luz una niña, en vez de ponerse contentos
y celebrarlo, se muestran amargados, dolidos.
Aunque muchas poblaciones vivieron en un medio
islámico durante más de 1.400 años, la fe musulmana no ha logrado penetrar
plenamente en sus corazones. Se comportan como las piedras: aunque estén mucho
tiempo bajo el agua, no la absorben. La respuesta de esa gente a la concepción
de una niña es la misma hoy que catorce siglos atrás. Dice Dios Todopoderoso en
el Glorioso Corán: “Cuando se le anuncia a uno de ellos una niña, se queda
hosco y se angustia” (Corán, 16:58).
La situación descrita en el Corán la vivió el
propio Profeta ―paz y bendiciones sean sobre él, su familia y sus fieles
seguidores―. Expresa una tradición relatada por Amili: «Un hombre se enteró que
su esposa tuvo una nena mientras estaba en presencia del Mensajero de Dios y se
enojó. Este le preguntó: "¿Estás molesto?" Dijo
el hombre: "Cuando salía de casa, mi esposa estaba de parto, y ahora me
traen la noticia de que tengo una hija". El Mensajero de Dios dijo:
"La tierra tiene suficiente espacio para ella, el cielo le da cobijo y
Dios le dará sustento. Es una flor de dulce aroma que te dará
satisfacciones"».
A diferencia de muchos hombres musulmanes, el
Profeta Muhammad ―la paz y las bendiciones sean sobre él y su familia― amaba y
valoraba al sexo opuesto. Aseguró que Dios concedería el Paraíso a cualquiera
que criase una, dos o tres niñas y no favoreciese a sus hijos varones por
encima de alguna de ellas (Ahmad, Amili, Barbahari, Muttaqi al-Hindi, Kulayni,
Abu Dawud). El Imam Ja'far al-Sadiq dijo: "Los hijos son un favor y las
hijas son buenas obras. Dios os pedirá favores, pero os recompensará por
vuestras buenas obras" (Kulayni).
Según el Mensajero de Dios, "las niñas son
modelos de afecto y conmiseración. Y una bendición para la familia"
(Muttaqi al-Hindi). Además declaró: "A quien tenga una hija, gracias a
ella Dios protegerá del fuego del Infierno; admitirá en el Paraíso si tiene dos;
eximirá de la obligación de la caridad y el esfuerzo supremo si tiene
tres" (Muttaqi al-Hindi).
Aunque el Profeta Muhammad era el mejor de la
creación, no tenía descendencia masculina. Sus hijos varones murieron en la
infancia. Dios Todopoderoso afirma en el Glorioso Corán: "Muhammad no es
el padre de ninguno de vuestros varones, sino el Mensajero de Dios y el último
de los profetas. Dios es omnisciente" (Corán, 33:40). Según algunas
fuentes sunnitas y shiitas, el Mensajero de Dios solo tuvo hijas. Para algunas
fuentes shiitas, solo tuvo una: Fatimah al-Zahra'.
Dijo el Mensajero de Dios: "Todos los hijos
son de sus padres menos los hijos de Fátima pues yo soy su padre" (Aḥmad).
Y manifestó al hablar de Hasan y Husein: "Ahí están mis hijos"
(Tirmidhi, Tabari, Ibn al-Sari, Tabarsi). La forma de encarar esta cuestión por
parte del Profeta Muhammad produjo un cambio de paradigma frente a la cultura
patriarcal, en la que el mérito de los hombres se medía por la cantidad de
hijos varones que tenían. Ese nuevo paradigma otorgó a las mujeres el lugar de
dignidad, respeto y reverencia que les correspondía.
El Profeta Muhammad ―la paz y las bendiciones sean
sobre él y su familia― afirmó: "Dios, el Sublime, es más condescendiente
con las mujeres que con los hombres" (Majlisi). El Mensajero de Dios
prometió: "Todo aquel que haga el bien a sus hijas, será salvo del
Infierno" (Majlisi). E insistió: "Lo mejor de tu descendencia son tus
hijas" (Hakim). Y aseguró: "la señal de una mujer afortunada es que
su primer hijo es una niña" (Hakim).
Por lo tanto, considerando las palabras de Dios
―Glorificado y Exaltado sea― y las de Su Mensajero ―la paz y las bendiciones
sean sobre él y su progenie―, mi esposa y yo oramos con gran satisfacción:
“Allāh' Allāh bint”, es decir, "Dios, Dios, danos una niña". Y Dios
respondió a nuestras plegarias. Bienvenida al mundo, pequeña Ayah. Eres una
flor del Jardín del Paraíso.
Fotografía: http://dev.muslimnames.info/images/muslim-baby-shaving-the-head.jpg
*Historiador, Hispanista e islamólogo canadiense, autor de varios libros y artículos, colaborador de la Revista Biblioteca Islámica.
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