Poeta salvadoreño recibe premios literarios en Irán
jueves, febrero 15, 2018
Contados con los dedos de la
mano son los escritores salvadoreños, cuyo trabajo literario ha podido llegar
al Medio Oriente, ese lugar de embrujo y de las Mil y una noches, algunos
poemas de Roque Dalton al árabe, la novela Un día en la vida de Manlio Argueta al
persa y algunos otros textos, pero la verdad muy pocos. La lejanía cultural, religiosa, lingüística y
social a veces edifica muros difíciles de sortear, y hace que a la literatura
centroamericana se le complique abrirse camino en las dunas del desierto; pero
lo consigue aunque sea a cuenta gotas. En este caso el poeta salvadoreño
Mustafa Al-Salvadori, originario del municipio de Apopa al norte de San
Salvador, fue reconocido con el premio Eshragh
de poesía junto al paquistaní Ahmad Husseiní, según lo informa en su sitio web la Agenciade Noticias Coránicas de Irán. Este premio se entrega todos los años en la
ciudad de Qom y pretende reconocer el aporte cultural y poético de los
galardonados. A los ganadores se les entrega una placa más una suma en
efectivo. Dice literalmente la nota que:
«Durante
la ceremonia se premió a los ganadores de las diferentes categorías, además
hubo entrega de dos galardones
especiales para los poetas Seyyed Ahmad Husseiní de Pakistán y Mustafa
Al-Salvadori de la República de El Salvador, por su servicio a nivel internacional
al campo del arte, la cultura y la poesía.»
Al-Salvadori también fue
reconocido por los organizadores del Festival
Internacional Sheij Tusi en el campo académico con una mención honorífica
por su tesis de grado presentada en la Universidad Internacional Al-Mustafa de Irán, de la cual también es catedrático y que es una de las casas académicas
más prestigiosas del país, esta mención conlleva la entrega de un diploma y una
suma de dinero.
Mustafa Al-Salvadori ha
publicado tres libros de poesía, El
corazón en la revolución (poemario publicado por la casa editorial iraní Elharme Shargh), La sombra que sueña con vos (publicado por la editorial Fátima
Az-Zahra de El Salvador y Mil amores y
una eterna soledad, publicada siempre en El Salvador por la misma
editorial. Los rasgos de su trabajo poético son el resultado de un proceso de hibridación
bastante exótico en el que se mezclan varios afluentes: lo dadá, el Islam, lo
persa y lo latino, una poesía a cuatro espejos como el título de un poemario
del también salvadoreño David Escobar Galindo. Además durante varios años se
dedicó en su natal El Salvador a las artes escénicas, la antropología, los
idiomas y el trabajo editorial (fundador de la Revista Biblioteca Islámica),
faceta en la cual también desde hace más de 10 años destaca gestando y
traduciendo libros para editoriales iraníes. Es conocido de igual manera como
un activo difusor de la cultura islámica en América Latina, especialmente en Centroamérica
(fundador y presidente de la Asociación Cultural Islámica Shiita de El
Salvador) en donde es el dirigente musulmán chií más reconocido y de mayor
trayectoria.
El escritor y Premio Cervantes, Sergio Ramírez dice acertadamente que en temas de literatura y arte no
existen las llaves inglesas, no hay recetas mágicas, solo talento, trabajo e
imaginación.
Dos
poemas de Mustafa Al-Salvadori:
Grito
en reposo
Vos
que andás
enmarañada
entre genios y noticias, investigando las nubes sin prisa, los nudos del
tiempo, las difusas dicciones
de
nuestras lánguidas naciones:
vení,
detenete un instante
y
dejá que el viento
haga
levantar el vuelo
de
tu mirada parda
de
mujer combatiente, centinela de Palestina, artillera fugaz
ensimismada
en el martirio. Mientras tanto
buscaré
-imprudentetus
sentidos
que no me sentirán
ni
siquiera en las luengas
y
rectilíneas tardes de invierno
en
que lluevan soledades
y
recuerdos mustios, sin rosas ni soles
que
endulcen y llenen
tu
alma de oriol
de
alas lejanas y profundas
que
cubren el beso del crepúsculo
en
los ojos del gato. Guardá el mutismo de la luna
y
mirá esa gata persa
que
trajina entre genios y noticias:
su
murmullo es como el tuyo
tan
magno y colosal
mas
con una funda de exigüidad
pues
finge ser chiquito
pero
es capaz de hacerse grito
si
la invasión llega hasta vos.
Errata
En
el justo instante
-casi
irreal-
en
que
el
altanero semáforo
se
sonrojó,
un
niñito
de
cachetes cenizos
comenzó
su búsqueda
y
te encontró,
limpió
el parabrisas
de
tu carro pequeñoburgués,
le
miraste con fijeza
y
él correspondió.
Al
entregarle
tu
mano
una
moneda
de
veinticinco centavos,
sus
famélicos labios
se
estiraron
como
plastilina
(entre
los dedos de tus hijos)
y
tú pensaste
que
te sonreía...
Por
favor
no
seas estúpido,
solamente
sintió
compasión
al
ver
que
se te dolarizó el corazón.
Redacción de la Revista
Biblioteca Islámica con información de Iqna y Hawzahnews.com
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