Conferencia de Oswaldo Escobar Velado sobre Nazim Hikmet. Breve introducción por Bilal Arif Portillo*
viernes, enero 05, 2018
Referente de la literatura
salvadoreña, soldado de la palabra, miembro de la Generación del 44 y uno de los mentores de la Generación Comprometida de El Salvador, Oswaldo Escobar velado
tiene razón al decir en esta conferencia que: «La grandeza de la poesía reside en la universalidad», porque él
mismo es un poeta de la universalidad. Doctor en jurisprudencia y poeta,
poseedor de una vasta cultura literaria, en esta conferencia introduce a los
salvadoreños al poeta turco Nazim Hikmet. Hikmet es el poeta turco más conocido
y tal vez el más traducido al español, su carácter de universal lo comparte con
el también poeta Yunus Emre, Vala Nureddin y el novelista Orhan Pamuk. Nazim
gracias a su palabra suelta e insurrecta probó la hiel de la cárcel, el exilio
y la persecución política, a lo mejor y por eso escribió que «Tu más serio quehacer será vivir…». En
fin el centro de todo esto es la conferencia sobre Nazim que dictara en los
sesenta Oswaldo Escobar Velado y de la que tuve conocimiento gracias al texto: Oswaldo Escobar Velado y la Generación del
44 de la ensayista Matilde Elena López, quien en este breve escrito dice: «La estética de Oswaldo Escobar Velado, su
doctrina poética, la dejó esbozada en sus conferencias sobre Nazim Hikmet y
Miguel Hernández» (1). Y es que todo apunta a que Nazim encendió en Escobar
Velado y también en Roque Dalton sentimientos de gran complicidad, de historias
gemelas en la vida y en la poesía, si es que existe separación entre ellas,
Dalton le ha dedicado por ejemplo el poema Carta
a Nazim Hikmet, y no solo se lo ha dedicado sino que es una confesión de
plena identificación con el poeta de Turquía:
Camarada
Nazim: le escribo
desde
la vecindad del sobresalto
desde
la Quinta Bartolina de Penitenciaría Central
de
El Salvador.
No
había podido hacerlo antes
porque
estaba libre
y
con la juguetona y burbujeante libertad uno
no
puede elevar las palabras
a
lo alto de los presos
de
los antiguos presos
que
como Ud.
señalaron
la ruta para mirar la cárcel
como
un minúsculo paso…(2)
Ahora bien es Matilde Elena
López quien de forma magnífica logró encapsular ese aparejamiento entre Velado
y Nazim -y también con Dalton- al develar que:
Él también, como Hikmet, era alegremente fiel a su ideal, heroico sin
artificio y sin amargura, abierto y generoso como el Lempa. Y como Nazim,
ganaba todos los corazones a su paso (3).
De acuerdo al criterio de
Matilde, Velado logró penetrar en el sentimiento poético de Nazim porque los
caminos transitados fueron similares y esencialmente porque sus agonías fueron
las mismas aunque los separara una distancia geográfica más profunda que el
Bósforo.
Debo agradecer al poeta y
editor Roberto Guevara quien desde su reducto cultural «La Caverna» puso en mis manos la edición de la Revista la Universidad en donde fue publicada
esta preciada conferencia.
*Articulista y ensayista,
editor de la Revista Biblioteca Islámica (www.redislam.net) y
director de Arte y Cultura de la Asociación Cultural Islámica Shiita de El
Salvador (www.islamelsalvador.com)
EL
GRAN PRESIDIARIO NAZIN HIKMET
Oswaldo
Escobar Velado
Difícil es para nosotros los
centro-americanos escribir un artículo completo sobre el gran presidiario Nazin
Hikmet, porque las fuentes de información con que contamos son casi
inexistentes.
Hasta hace muy poco tiempo la
figura del gran poeta turco nos fue revelada, en una edición publicada por la
editorial Lautaro de Buenos Aires, Argentina en 1953, traducción de la edición
francesa publicada en 1950 como una selección antológica presentada con la
introducción de Tristan Tzara y con un epílogo de Hasan Gureh.
Se trata pues de una
traducción y muy a pesar de ello la poesía del Gran Presidiario como yo llamo a
Nazin, nos resulta limpia, serena, clara y bella. No miento al afirmar que los
poemas de Hikmet parecen escritos por un poeta de nuestra lengua.
Nació este poeta en 1902.
Su vida y su poesía son una
sola cosa. El hombre va con el poeta de la mano y los dos “emplean la lengua
fresca y expresiva de las masas”. Los dos se confunden en la lucha popular y un
día amanecen en la cárcel.
Afirma Hasan Gureh que si se
suman las condenas de Nazin hacen un total de 56 años de prisión, de los cuales
cumplió trece años en 1949, se inicia un movimiento mundial por su liberación y
su nombre se hace mundialmente famoso, por el número y calidad de los
intelectuales de todas partes que luchan tesoneramente para que el gran poeta
turco recobre la libertad.
En el recinto carcelario de
Brusa, escribe y sueña. Dice Gureh “hermoso como un Dios, alegremente fiel a su
ideal, heroico sin artificio y sin amargura, abierto y generoso como una fuente
de Anatolia, Nazin Hikmet gana todos los corazones a su paso. Es tan
comprensivo y tan franco con los otros presos, como lo era con sus adversarios
y sus camaradas “Su lirismo, en lugar de agriarse, adquiere en la prisión un
acento más tranquilo”.
En esta época de su presidio
en Brusa es cuando escribe sus mejores poemas. Los más sencillos, sin frases y
figuras retorcidas; llama al pan, pan y al vino, vino. Esta sencillez es para
mí la almendra de la verdadera poesía revolucionaria, de la que se adentra sin
esfuerzos en las masas para que éstas entiendan y sientan el mensaje del poeta.
Cuando los poetas llegan a encontrar esta sencillez pueden estar seguros de que
han llegado a la universalidad de la poesía, y de que la lámpara de su vigilia
no en vano quemaba los aceites más ardientes.
¿Quién en América no va a
comprender, sentir y querer los versos de Nazin? ¿Quién no va a sentir su
amargura y su entusiasmo en la cárcel de Brusa, si aquí en América, repúblicas
enteras han sido como enormes prisiones, donde no se respeta al hombre, ni a
los principios, ni a nada, ni a nadie…?
Si aquí en América, los
hombres que viven y piensan para el pueblo, los que quieren señalarle un
destino mejor, no son más que sombríos presidiarios… y por eso es que
entendemos los cantos de Nazin…
Mi
única en el mundo:
“Estalla mi cabeza, mi corazón
flaquea” -dices en tu última carta-.
“Me moriría, si llegan a
colgarte, si te pierdo.
Tú vivirás, mujer,
Y mi recuerdo, igual que una
humareda
Se perderá en el viento.
Tú vivirás, hermana del leonado
cabello que tanto amo.
Los muertos no preocupan más
de un año
A los que viven en el siglo
XX.
La muerte...
Un hombre que se mece colgado
de una cuerda:
A semejante muerte
Mi corazón no puede
resignarse.
Pero, querida,
Tranquilízate:
Si la mano velluda de algún
oscuro cíngaro
Termina echándome la soga al
cuello,
Ellos en vano mirarán
En los ojos azules de Nazim
Para ver allí el miedo.
En el alba de mi última mañana
Veré a todos, a ti y a mis
amigos,
Y llevaré tan sólo bajo tierra
La pesadumbre de un canto
inconcluso.
Mujer,
Abeja mía del corazón de oro,
La de más dulces ojos que la
miel:
¡Para qué te habré escrito que
pedían mi muerte!
El proceso recién ha
comenzado.
No se arranca, nomás, la
cabeza a un hombre
Como se arranca un rábano.
Vamos, no te preocupes:
Tal posibilidad es muy lejana.
Si tienes unos pesos,
Cómprame un par de
calzoncillos largos,
Pues todavía sufro de aquel
reuma en la pierna.
Y no olvides que la mujer de
un preso
No debe tener negros
pensamientos...”
“La grandeza de la poesía
reside en la universalidad. El poeta es grande en la medida en que el universo
que lleva en sí desborda los marcos de su persona para integrarse en el mundo
viviente”. Y esto es precisamente lo que ocurre en Nazin, su mundo poético pasa
a formar parte del mundo universal de la poesía. Sus poemas pueden ser sentidos
por cualquier hombre, de cualquier parte, porque sus versos encierran “hechos
poéticos” que en cualquier lugar de la tierra ocurren casi a diario. La
crueldad del gobierno turco contra Nazin es la misma crueldad que el llamado
Generalísimo Franco empleó contra Miguel Hernández, hasta lograr su muerte.
Crueldad en Turquía, crueldad en España, crueldad en América… y en toda la
tierra contra los poetas de la palabra armada.
Estos poetas, estas voces
justicieras, que cantan e increpan, están condenadas de antemano por todos los
gobiernos que en nombre de principios legales que se violan a diario
encarcelan, y destierran a los que tienen el coraje de hablar claro como
Cantaliso.
La cárcel de Brusa fue el
clima de la más alta rebeldía de Nazin, lo mismo que la cárcel de Alicante,
maduró y dio más fuerza a la poesía de Miguel Hernández.
Yo siempre he creído y lo digo
por experiencia, que las penitenciarías , los largos, dilatados y tenebrosos
exilios son los acicates más penetrantes para que un poeta se defina como un
soldado de la palabra popular o como un claudicante, un pobre canario que no
sea sino para alegrar las mañanas de una vieja solterona y beata.
Esto lo digo por experiencia.
Si no hubiera sido un día, en una casa de la Cuesta de Moras, en San José de
Costa Rica, donde acomodaba mi destierro de poeta joven…
Si en una tarde Manuelita
Franco no me hubiera preguntado quién era el indio Farabundo, yo no hubiera
conocido y amado tanto a este hombre, semilla universal, llama epopéyica y yo
no hubiera podido decir nunca, con todo valor y con toda certeza:
“Lucho
por los desterrados de la tierra y más de algún imbécil
me
llama comunista, porque soy justo y bueno y no pierdo mi tiempo cantándole a
las rosas y en todas partes grito para que se oiga que hay injusticia, mucha
injusticia suelta por el mundo, y que hay dolor,
dolor
en medio de todas las cosas hasta debajo de mi cenicero”
(O.E.V.) (4)
Si yo no hubiera estado
desterrado mi palabra se hubiera quedado entre cosas inútiles. Hoy no sería
poeta, sería un burócrata, podrido entre los códigos y los expedientes de algún
Tribunal, o tal vez un Subsecretario de Estado o me hubiera casado con una
vieja rica como hacen los jóvenes que triunfan en la vida, según opinan los
últimos reductos de una clase en completa decadencia. Pero el exilio y la
cárcel me enseñaron a pensar y a querer el pequeño poeta que en mí se iniciaba
agitando bandera redentora.
Si no hubiera sido el viento
huracanado del exilio, jamás habría sabido apreciar, en todo el valor que se
merece, ese maya enorme, señor de la leyenda antigua, repartidor de mañanas
amplias y sonoras, cultivador del maíz musical de la poesía… ese maya enorme
que se llama, aquí y en todas partes, desde Guatemala hasta los arrozales de
China, Miguel Angel Asturias así…
popularmente.
Y si Otto René Castillo, no
hubiera salido de su patria con el dolor del exiliado, estoy muy seguro, muy
seguro… que Guatemala no tendría en él a un poeta verdadero… tendría tal vez… a
un poeta deportivo!
Las cárceles y los destierros
son el vino más tonificante para los poetas del mundo.
Nazin, es la confirmación más
exacta de lo que afirmo. 13 años en la cárcel de Brusa.
Y un día, el 14 de julio de
1950, se abren las puertas de la prisión para devolverle al mundo a Nazin
Hikmet, el poeta más jubiloso y tutelar que actualmente tienen todos los
pueblos de la tierra.
Fuente: Revista la Universidad, números 1 y 2, enero/junio 1961, año
LXXXVI, Editorial Universitaria, San
Salvador, El Salvador C.A.
Transcripción: Redacción de la
Revista Biblioteca Islámica.
Notas:
1. Matilde Elena López, Ensayos literarios, Dirección de
Publicaciones e Impresos, colección Biblioteca Básica de la Literatura
Salvadoreña, San Salvador, primera edición, 1998, página 93.
2. Matilde Elena López, Ensayos literarios, página 93.
3. Roque Dalton, Una ventana en el rostro, Dirección de
Publicaciones e Impresos, colección Biblioteca Básica de la Literatura
Salvadoreña, San Salvador, primera edición, 1996, páginas 107 y 108.
4. Poema titulado Contesto tu carta vieja amiga, los
versos publicados en la Revista la
Universidad presentan leves diferencias con la versión publicada en 1997 bajo
el título La tierra azul donde el venado
cruza, por la Dirección de Publicaciones e Impresos, colección Biblioteca
Básica de la Literatura Salvadoreña en la página 138.
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