Reseña del libro «La Pasión de Jesúscristo y el drama islámico del Ta´ziya» de Intidhar Ali Gaber
martes, abril 04, 2017
Preparado por la Revista Biblioteca Islámica
Este libro se ocupa del estudio del teatro específicamente religioso popular, y más concretamente sobre
los dramas de la Pasión. En este respecto, se ocupa de examinar y contrastar
dos formas teatrales desarrolladas en dos culturas de cosmovisión religiosa
diferente –aunque no desconectadas y diferenciadas totalmente-, eso es la
cultura judeocristiana por un lado y la musulmana por otro. En este contexto intercultural
y utilizando un enfoque analítico-comparativo, el estudio se centra en la
representación de la pasión de Cristo y en la representación del martirio del Imam Hussein,
conocida como “Ta’ziya”
(condolencia), que forma parte esencial de la tradición y de la doctrina chií
en el islam. El análisis de estas dos formas de teatro religioso toca temas de
orden histórico y antropológico, además de lo cultural, religioso y literario,
para explicar más detalladamente lo común y lo diferente en estas dos manifestaciones
dramáticas de orden ritual y profundizar en su función socio-religiosa. El
interés de dicho estudio está motivado porque se trata de manifestaciones
todavía vigentes de lo que se ha dado en
llamar dramas de la Pasión, dentro de un teatro religioso de duelo que en estos
casos posee un alcance escatológico.
Los objetivos del libro tienen su asiento en los siguientes
propósitos:
1- llevar a cabo una indagación de literatura comparada,
dentro del ámbito de los estudios teatrales y del espectáculo, que permita
además un mayor conocimiento de una práctica cultural y producción artística,
la de la Ta’ziya, insuficientemente
conocida en el entorno hispano.
2- Contribuir, por tanto, a un mayor conocimiento de las
raíces históricas comunes, pero también de las concomitancias contemporáneas en
las puestas en escena y concepciones del espectáculo teatral religioso de las
culturas chiíes y española, con especial énfasis en la relación entre sus
características formales y su función social.
3- Poner al servicio del investigador en literatura
comparada y teoría e historia del teatro, un elenco de materiales que
consideramos relevantes, incluyendo la traducción de parte de ellos.
Hay una razón más personal en la toma de decisión sobre el
tema de la investigación. Generalmente se habla en Europa de las
representaciones denominadas Ta’ziya como
algo relevante dentro de una cultura que tradicionalmente no poseía teatro,
pero se desconoce su naturaleza y su función cultural. La autora al estudiar en
España algunas de las manifestaciones teatrales hispanas, se interesó esta
investigación y por tanto transmitir al ámbito hispano el conocimiento de estas
formas teatrales que hoy se mantienen en Irán, Iraq y algunos otros países. La
forma mejor de hacerlo ha sido comparando estas manifestaciones con las que más
se asemejan en el occidente cristiano, como son las representaciones populares
de la Pasión.
En libro sigue una metodología adaptada a las exigencias del
planteamiento, que es teórico, histórico y analítico. Tras una revisión de
ideas relativas al teatro, el ritual y la tragedia, se recorren de forma
crítica y comparativamente los antecedentes históricos e itinerario de ambas
tradiciones. Para las dos obras estudiadas particularmente se sigue una
metodología de análisis del texto y espectáculo teatral, complementado su
alcance con encuestas a los espectadores de las mismas, todo ello en
consonancia con dicho proceder comparativo.
Se divide la exposición en diez capítulos partiendo de la consideración
de las conexiones del teatro con el mito y la religión, y considerando
igualmente el componente de duelo que determina ciertos rituales y
manifestaciones religiosas, así como el teatro trágico.
Las representaciones de la Pasión de Jesucristo y del Martirio del Imam Hussein se clasifican dentro de los
dramas de Pasión, siendo las manifestaciones de este tipo las de más vigencia
en la actualidad. Las dos se desarrollan a partir de rituales religiosos.
Tienen también en común que en ambos casos se representa siempre la misma
historia de un héroe sagrado histórico, mítico y popular. Dicha historia,
aunque no se halle sometida a la poética de la tragedia tal como se ha
elaborado a partir de Grecia, posee un carácter trágico porque hace partícipes
a sus destinatarios en las escenas de padecimiento y dolor de sus
protagonistas. En cada una de las dos tradiciones, las representaciones suelen
transcurrir siempre de la misma manera, aunque no es menos cierto que hay
modulaciones diferentes según la comunidad que lo haga, su forma de vida,
cultura y la organización que se responsabiliza de la actividad.
Hemos partido de la consideración de las conexiones del teatro con el
mito y la religión, y hemos considerado igualmente el componente de duelo que
determinan ciertos rituales y manifestaciones religiosas, así como el teatro
trágico. A este respecto las representaciones estudiadas poseen este componente
de duelo, o manifestación del dolor por los padecimientos y muerte, que
conmueve especialmente. Remiten a mitos y ritos comunes y antiguos del Mediterráneo
y Medio Oriente en que se da esa situación elemental de rememoración de la
muerte de un ser venerable, amado bien por ser Dios o por su proximidad con la
divinidad, que resucita –o hace confiar en una resurrección- transmitiendo un
mensaje de expiación de las culpas y liberación. Entroncan por tanto con lo que
podemos llamar un teatro religioso, de duelo, aunque diversificado según
tradiciones culturales, y a partir de la Edad Media elaborado por las
religiones cristiana e islámica, con las peculiaridades que estas a su vez
presentan dentro de sí debido a los diversos ancestros míticos que incorporan.
Para la Pasión de Cristo, el marco cultural está
condicionado por la existencia de la tragedia grecolatina y, en general, la
práctica del teatro contra la cual inicialmente se opone el cristianismo. De
considerar la representación de la Pasión y muerte de Cristo teatro trágico –la
máxima tragedia y que subsume cualquier tragedia humana- lo sería en el mismo
sentido en que se representaba el sacrificio de los dioses Dionisos, Deméter, u
otros dioses, es decir, como una muerte que conlleva con su resurrección una
regeneración liberadora.
En el caso de la Ta’ziya, una de las formas preteatrales que se conocen, e
importante para la tradición cultural islámica que carece de teatro propiamente
dicho, esta se produce al margen de la tradición del teatro occidental, pero en
términos religiosos representa una historia protagonizada por un ser decisivo
para esa religión (en su orientación chií), cuya tragedia –si cabe llamarla
así- significa también la asunción de la culpa de los demás, y suscita en los
espectadores-fieles el consecuente dolor, la adhesión a la doctrina del islam y
la esperanza de que por su obra ejemplar –como la de Cristo en lo que tiene de
humano- o por su intercesión, -como la de los santos del cristianismo- se
facilite la entrada de los demás humanos en el Paraíso. La peculiaridad de la
historia del Imam Hussein dentro del Islam y de la singularidad –o
singularidades geográficas- de su representación teatral se explica en parte
por su derivación de antecedentes persas que no son propiamente árabes.
Este tipo de representaciones conecta el presente con el pasado a
través de revivir la historia del pasado con sus detalles de ambientación,
vestuario y sobre todo la encarnación de personajes de entonces para facilitar
una más sensible percepción y una mayor comprensión al espectador
contemporáneo, revelando una realidad más profunda que se encuentra bajo la
apariencia de la representación. Sin embargo este carácter mistérico los
misterios eran rituales de la Antigüedad en los que a través de la
representación de la historia de un ser sagrado, los fieles experimentan con él
la muerte y regeneración se encuentra ya prácticamente perdido y muchos otros
elementos han enriquecido la representación hasta que se ha convertido en un
teatro único, capaz de superar las diferencias y establecer puentes entre
actores y espectadores, el pasado y la realidad contemporánea, la religión y el
teatro.
Las dos manifestaciones estudiadas, por tanto, constituyen una
colección de elementos antropológicos, históricos, religiosos, culturales y
literarios. Tienen en común su participación del ritual religioso y tratan
sobre seres que son fundamentales para cada una de las religiones y culturas
dentro de las que se practican dichas representaciones. Poseen una dimensión
religiosa, aunque se representan como teatro, pues tienen raíces religiosas y
ese carácter religioso impone unas restricciones en el tratamiento de la
historia y actitud del público que no es la del teatro usual. Este carácter
religioso puede estar más o menos desdibujado, incluso perdido, pero está en su
raíz y en variable medida en su efecto sobre el espectador.
Descendiendo a detalles más particulares de estas representaciones, se
observan unas constantes comunes a las dos tradiciones cristiana e islámica,
que hemos tenido ocasión de corroborar también cuando hemos considerado la
percepción de los espectadores los dos espectáculos estudiados.
El guión de las representaciones se inspira en libros históricos pero
al mismo tiempo modulado por lo legendario y las verdades de la fe. La Taziya
depende en su creación de los libros históricos llamados al-Maqtal que
se clasifican dentro de la literatura histórica, aunque la Ta’ziya de Irán que añade algunos mitos de su historia pasada para
ilustrar sus raíces profundas en la cultura iraní. Por su parte, el guión de
representación de la Pasión toma la mayoría de los hechos de los libros
sagrados del Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento con otros
componentes inventados con posterioridad. En cualquier caso, tenga mayor o
menor presencia el relato historiográfico, se trata de historias que el
espectador conoce de antemano y donde falta el elemento de innovación y de
suspense en su seguimiento.
La manera de disponer el texto y la representación es semejante tanto
en la Taziya como en la Pasión, y se compone de dos niveles: hay un
narrador que rememora los acontecimientos situados en otra dimensión temporal
(y de realidad) con la intención de transmitir su conocimiento y emotividad al
espectador presente; al mismo tiempo mediante los medios escénicos y la
interpretación de los actores se muestran los acontecimientos. La narración, y
también la intervención de los personajes suele ser cantada o con una
recitación especial. Cuando se trata de los personajes más relevantes, se suele
cubrir el rostro con máscaras para que no se profane su sacralidad. Los
actores, en las representaciones de la Ta’ziya
suelen ser hombres, encomendándosele a ellos los personajes femeninos, y en
cualquier caso son aficionados que cumplen así con las tradiciones de su
comunidad. Tanto en atisbos de profesionalidad, como en el papel del
responsable de la representación, que está dejando de ser un mero maestro de
ceremonias y pasando a tomar decisiones como director escénico, se observa
también la tensión entre la tradición y la innovación debida a estímulos más
actuales.
En cuanto a la dimensión sociológica de las representaciones, las
semejanzas son también muy llamativas. El público se dirige hacia ellas porque
se relaciona mental y emocionalmente con su colectividad, si bien esta es una
sociedad donde inciden estímulos y convenciones muy variados de modo que,
aunque con diferencias por los tipos de sociedad, islámica y occidental, las
vivencias de los espectadores en ningún caso son homogéneas. Aunque el arte
esté presente, estas manifestaciones fijadas en las fechas de festividades
conmemorativas como la Semana Santa o Muharram
presentan un complejo carácter socio-comunitario.
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