"Los pactos del profeta Muhammad con los cristianos del mundo" de John Andrew Morrow

martes, junio 30, 2015

Portada del libro
El destacado académico, islamólogo e hispanista John Andrew Morrow, presentó su libro "Los pactos del profeta Muhammad con los cristianos del mundo", en el cual hace un exhaustivo análisis sobre los pactos históricos del profeta del Islam con los cristianos del mundo, algunas de las más importantes organizaciones y personalidades del Mundo Islámico avalaron la utilidad de la investigación de Morrow, declarando a diferentes medios su apoyo a la obra.

Por ejemplo El shaykh Habib 'Ali Zayn al-Abidin al-Jifri que preside la Fundación Tabah declaró que el profeta se sentiría muy feliz con la publicación del libro, asimismo el sheikh Nahyan ibn Mubarak Nahyan, Ministro de la juventud, cultura y desarrollo comunitario de los Emiratos Árabes Unidos, se manifestó en favor del libro, declarando que:

“Los pactos del Profeta Muhammad con los cristianos del mundo”: "su libro merece estar en cada escuela y biblioteca de Occidente".

El autor con la obra


El autor también señaló que:

"Los pactos del Profeta Muhammad –la paz y las bendiciones sean con él– fueron renovados regularmente por los gobernantes musulmanes a lo largo de casi catorce siglos y ahora estamos llamando a los dirigentes musulmanes, tanto políticos como religiosos, a seguir los pasos de sus predecesores".

Y luego comentó:

"la renovación de los pactos del Profeta y las protecciones que conceden, enviarán un fuerte mensaje a musulmanes y cristianos: distinguirán el Islam tradicional del Islam político radical, protegerán la imagen e integridad del Mensajero de Allah y ayudarán a mejorar las relaciones interreligiosas".

En definitiva este es un libro que merece la pena leer, de él se pueden beneficiar tanto musulmanes como no musulmanes por igual, a continuación compartimos con los lectores un fragmento del texto:

Texto del Pacto del Profeta Muhammad con los Monjes del Monte Sinaí (I)

 [Por el Profeta Muhammad]

 [Traducción citada por Pococke (1809) “Capítulo XIV: La Patente de Mahomet, la cual él concedió a los monjes del Monte Sinaí; y a los cristianos en general”, pp. 389-391; citado por Davenport pp. 147-151]

 [Traducción del inglés al castellano por Héctor Manzolillo – 2014]

 Puesto que Dios es Grande y gobierna, de Él provienen todos los profetas y de ellos no existe ningún registro de injusticia contra Dios, Quien suministra los dones que se dan a los hombres, Muhammad hijo de ‘Abd Allah, el Mensajero de Allah y cuidadoso guardián de todo el mundo, ha escrito el presente instrumento para todos los que están en su pueblo, de su propia religión, como una promesa segura y positiva que se cumplirá con el Pueblo Cristiano y con las relaciones de los nazarenos sea noble o de a pie, honorable o de otra condición, que dice así:

I. Cualquiera de mi pueblo que se atreva a romper mi promesa y juramento, contenido en el presente acuerdo, destruye la promesa de Dios, actúa contrariamente a lo que juró y será alguien que se  opone a la fe, (Dios no lo permita), por lo que se convierte en digno de la maldición, sea el propio rey, un pobre o cualquier otro. 

II. Cada vez que los monjes en sus viajes se instalen sobre cualquier montaña, colina, pueblo u otro lugar habitable, (se encuentren) en el mar, o en los desiertos o en cualquier convento, iglesia o casa de oración, yo estaré en medio de ellos, como protector y cuidador de ellos, de sus bienes y efectos, con mi alma, ayuda y amparo, junto con todo mi pueblo; porque ellos son parte del mismo y eso es un honor para mí. 

III. Por otra parte, ordeno a todos los funcionarios no requerir de ellos ningún impuesto de capitación o cualquier otro tributo, porque no están forzados u obligados a nada de este tipo. 

IV. Nadie se atreverá a cambiar sus jueces o gobernadores, quienes permanecerán en sus puestos, sin ser alejados. 

V. Nadie debe molestarles cuando viajen por la ruta. 

VI. Cualesquiera sean las iglesias que posean, nadie les privará de las mismas. 

VII. Cualquiera que fuese a revocar alguno de estos mis decretos, que sepa positivamente que anula la orden de Dios. 

VIII. Por otra parte, ninguno de sus jueces, gobernadores, monjes, servidores, discípulos o cualquier otro que dependa de ellos, pagará algún impuesto de capitación, o será molestado por eso, porque yo soy su protector, en cualquier lado que estén, ya sea en tierra o en mar, en el Este o en el Oeste, en el Norte o en el Sur; porque ellos y todo lo que les pertenece, están incluidos en esta mi patente y juramento garantido. 

IX. Y a aquellos que viven tranquilos y solitarios en las montañas, no se les sacará impuesto alguno de capitación ni diezmos de sus ingresos. Tampoco ningún musulmán tomará parte de lo que ellos tienen porque trabajan solo para mantenerse. 

X. Cada vez que el cultivo de la tierra sea abundante en su debido tiempo, los habitantes estarán obligados a dar del mismo cierta medida de cada bushel. (Nota del traductor al castellano. Bushel es tanto una medida de tierra como un determinado volumen de grano). 

XI. En tiempo de guerra ninguno de ellos será sacado de su morada, a nadie se le obligará a ir a las guerras ni se le requerirá algún impuesto de capitación. 

En estos once puntos se encuentra lo que se refiere a los monjes. Los siete que siguen se aplican a todos los cristianos. 

XII. Los cristianos que son habitantes y con sus riquezas y el tráfico (comercial) son capaces de pagar el impuesto de capitación, pagarán no más de doce dracmas. 

XIII. Con excepción de eso (es decir, de lo mencionado en el punto anterior), no se les exigirá nada, según la orden expresa de Dios, que dice: “no molesten a los que veneran los libros que Dios envió, sino más bien, denles de manera amable de sus cosas buenas, y platiquen con ellos y no permitan que nadie los moleste”. 

XIV. Si una mujer cristiana fuese a casarse con un hombre musulmán, el musulmán no violará la inclinación (religiosa) de su esposa con el objeto de mantenerla (alejada) de su iglesia, rezos y la práctica de su religión. 

XV. Ninguna persona impedirá que reparen sus iglesias. 

XVI. Cualquiera que actúe contrariamente a lo que dispenso o dé crédito a lo que sea opuesto a ello, se convierte, en verdad, en un negador de Dios y de su apóstol divino, porque les concedí esta protección según esta promesa. 

XVII. Nadie deberá portar armas contra ellos. Por el contrario, los musulmanes deben combatir por ellos. 

XVIII. Y por medio de esto que ordeno, nadie de mi pueblo osará actuar o hacer algo en contra de esta mi promesa, hasta el fin del mundo. 

Testigos, 

Ali, el hijo de Abu Thaleb, Homar; el hijo de Hattavi; Ziphir, el hijo de Abuan; Saith, el hijo de Maat; Thavitt, el hijo de Nesis; Amphachin, el hijo de Hassan; Muathem, el hijo de Kasvi: Azur, el hijo de Jassin; Abombaker, el hijo de Ambi Kaphe; Ottoman, el hijo de Gafas; Ambtelack, el hijo de Messutt; Phazer, el hijo de Abbas; Talat, el hijo de Amptolack

Saat, el hijo de Abbatt; Kasmer, el hijo de Abid; Ambtullack, el hijo de Omar,

Este  presente (texto) fue escrito por el líder, el sucesor, ‘Ali hijo de Abu Talib; el Profeta lo selló con la mano en la Mezquita del Profeta (para quien sea la paz) en el segundo año de la Hégira, el tercer día del mes de Muharram.

*Fotografía del perfil de facebook de John Andrew Morrow

Shafaqna/RevistaBiblioteca Islámica/www.covenantsoftheprophet.com

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1 comentarios

  1. Hola: Pienso que eberían poner la foto del libro del Dr. Morrow en español y comunicar en donde se pueden leer todos los pactos traducidos al español. Saludos

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