El árabe en la literatura latinoamericana por Sahid Bahajin
viernes, noviembre 01, 2013
Una muestra de esa integración se refleja en la
influencia del tema árabe en algunas obras literarias de la época. Esa influencia
llevó a veces a escritores famosos a visitar a países árabes para satisfacer
esa atracción que sentían por el mundo árabe, uno de ellos es el nicaragüense
Rubén Darío, que en su creación literaria, se nota una gran admiración hacia el
mundo árabe y lo oriental, algo que exprime así al hablar de Tánger, en su
libro Tierras solares «Confieso que
es para mí de singular placer esta llegada a un lugar que se compadece con mis
lecturas y ensueños orientales» (Darío, 1920: 159). Rubén admiraba y se identificaba
con el mundo árabe, hasta el punto de que algunos escritores como Villaespesa
afirmaban que era de origen árabe «Aunque nació en Nicaragua, es de origen
árabe andaluz, su padre y toda la familia nacieron en pleno corazón de
Alpujarra, en Ohanes, pintoresca villa de la provincia de Almería» (Djbilou,
1986: 86).
La buena imagen que tenían los latinoamericanos
de los árabes musulmanes incitó a muchos escritores famosos a incorporar el
tema del Islam en sus obras, como el peruano César Vallejo, el colombiano
Guillermo Valencia, y el mexicano Amado Nervo. Incluso Rubén Darío en su obra Tierras Solares (1920: 171) expresa su
emoción al escuchar el recitado del muezzín, que para él es algo que no
se olvida, y que promulga al mundo que Alah es grande. También
encontramos una referencia al Islam en Fez la Andaluza, obra del
escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien dice: «El Corán no es sólo
una Biblia, sino también una enciclopedia. La legislación, la moral, la
higiene, las relaciones sociales, el régimen del hogar, las ciencias ocultas,
la poesía mística, lo que interesa o apasiona a los fieles, en suma, en el
Corán se encuentra» (Macías, 1995: 28).
Los inmigrantes árabes también han estado
presentes en obras de escritores importantes, como el colombiano Gabriel García
Márquez, premio Nobel en 1982, quien en su obra Crónica de una muerte anunciada, elige al protagonista Santiago
Nasar, hijo de un inmigrante árabe Ibrahim Nasar, el cual su fisonomía árabe se
reflejaba por su piel y por su cabello, junto a él resalta el papel de otros
personajes árabes que eran vendedores ambulantes.
La chilena Isabel Allende en su obra Eva Luna,
resaltaba la vida de un inmigrante árabe Riad Halabí, que con sus quince años
había llegado a Chile sin dinero, sin amigos y con un visado falso, y su meta
era hacer fortuna y mandar dinero a su familia. Como muchos otros árabes
durante sus primeros años de inmigrante, hablaba un español con acento del
desierto, y se alimentaba de pan y banana y dormía en el suelo de la fábrica de
telas donde trabajaba a cambio de limpiar el edificio y poner trampas para
ratones, pero con el tiempo montó un negocio que llamó La Perla de Oriente, que
llegó a ser el centro de la vida comercial de Agua Santa. Cuenta también cómo
los inmigrantes daban hospedaje a otros parientes, quienes venían a veces sin
desearlo y solamente para satisfacer a sus padres y regresar algún día con una
fortuna «No preguntó la opinión de Kamal, simplemente lo cogió por un brazo y
lo llevó a la rastra camino del puerto, donde consiguió emplearlo de grumete en
un barco mercante, con la recomendación de no regresar a menos de hacerlo con
una fortuna» (Allende, 2007: 151).
De
México encontramos al escritor Carlos Fuentes, que en su obra La Cabeza de Hidra, destaca la presencia
de libaneses en la capital mexicana, quienes obtuvieron la nacionalidad y se
dedicaron al comercio; y de Cuba, el famoso escritor José Martí, quien escribe
sobre el árabe en sus obras Haschich,
y Abdala la perla de la mora.
Sergio Macías, el escritor chileno que más
escribe sobre la presencia árabe en la literatura latinoamericana, lamentaba
que los árabes no lograran hermanar la literatura árabe con la literatura
latinoamericana, porque esperaba ver una cultura hispanoárabe en Latinoamérica,
creada por los árabes del Mahyar «Cabía la esperanza de que naciese una
nueva cultura hispanoárabe en Latino-América por obra de los turcos, es decir,
por la emigración árabe decimonónica a América: el Mahyar» (Macías,
1995: 21).
Son algunos de muchos escritores latinoamericanos,
que trataron en sus obras el tema de los inmigrantes árabes en los países
latinos, lo que muestra que los árabes no eran ignorados o marginados, sino que
en muchas ocasiones, eran objeto de estudio y de admiración, lo que les
permitió a ellos también destacarse no solamente en lo económico, sino en otros
ámbitos, como son la política y la literatura.
*Capítulo del ensayo “El modelo
latinoamericano en la integración de los inmigrantes árabes”
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