Alfonsina Storni y Forough Farrokhzad: dos mujeres que vivieron alertas por Maryam Haghroosta

lunes, junio 10, 2013


“La civilización borra cada vez más las diferencias de sexo, porque levanta a hombre y mujer a seres pensantes y mezcla en aquel ápice lo que parecieran características propias de cada sexo y que no eran más que estados de insuficiencia mental.”

Alfonsina Storni

INTRODUCCIÓN

Desde principios del siglo  XX la literatura iraní sufrió cambios rápidos producto de los acontecimientos sociopolíticos ocurridos durante esta etapa histórica.  “La literatura y principalmente la poesía se vieron incentivadas por parte del gobierno que respetó la libertad de expresión y de prensa”(1). Y  así comenzó una nueva etapa en la literatura iraní que dio la posibilidad al escritor de expresar su realidad. Los términos y reglas tradicionales de la poesía persa cambiaron y este género se convirtió en el medio popular de expresión de los problemas políticos, sociales y nacionales. Así por ejemplo surge Nima Yousij, conocido como “el padre de la poesía moderna iraní”, quien estableció un nuevo tipo de poesía que no tenía rima y que era mucho más cercana a la prosa. Para muchos críticos de esta poesía Nima Yousij escribía a la forma de la “poesía europea y en específico su obra estaba influenciada por la poesía francesa”(2).

En esta  época, en especial mediados los años veinte y treinta, muchos poetas iraníes, siguiendo el ejemplo de Nima Yousij, comenzaron a acercarse a la literatura inglesa y francesa que era traducida al persa y comenzaron una búsqueda exhaustiva de esta nueva forma de hacer y de expresarse. Fourough también perteneció a esta generación de poetas que leyeron a los escritores europeos y también se vio influenciada por su forma de hacer y de pensar. Tal vez se pueda pensarse también en la posibilidad de haber podido tener acceso a la poesía latinoamericana y haber podido leer la obra de Alfonsina Storni, aunque esto pueda quedar sólo en el campo de la especulación.

Indudablemente buscar estas influencias en la poesía con- temporánea sería una labor muy valiosa para todos aquellos que de una forma u otra deseamos comprender los derroteros de la gran creación humana. Pero en este estudio sólo se pretende realizar una investigación comparativa a través de la cual se muestren los aspectos comunes y las diferencias de las vidas y obras de estas dos poetisas sin buscar sus influencias, y así encontrar el punto de vista de ambas escritoras sobre los conceptos principales de la vida. Esta comparación la comenzaremos con un breve repaso de la biografía de Fourough Farrokhzad, la poetisa iraní por no haber sido conocido por los lectores hispanohablantes.


DESARROLLO

Fourough Farrokhzad fue una de las voces femeninas más potentes del mundo persa, reconocida además por algunos países occidentales.

Nació en 1935 en una familia acomodada en la que había muchos niños. El padre fue un militar con carácter tiránico. La madre, una mujer a la que le gustaba dar órdenes a sus hijos. Sus padres semejaban dos comandantes en un campo de batalla dando órdenes y convirtiendo a sus hijos en sus soldados. Cada uno de ellos competía por el gobierno de la casa. Este ambiente tan duro, provocó que creciera en Fourough una rebeldía que moldeó su personalidad.

A los trece años de edad ya escribía poemas, pero nunca los publicó.  A los 15 años se enamoró de un hombre mucho mayor que ella y a pesar del desacuerdo de la familia se casó con él. Pasados cuatro años y después del nacimiento de su único hijo, se divorció.

En 1958, a los 23 años de edad, el entusiasmo por el séptimo arte la acerca al cine. Así realizó algunos  documentales y también actuó ella misma en algunos de ellos. Realizó un documental llamado La casa está oscura (1962) en el que mostraba la vida de los enfermos de lepra que vivían en un hospicio para leprosos. Este documental ganó el premio al “Mejor Documental”  en el Festival de Oberhausen del año 1963. Cuando realizaba este documental conoció a una familia de leprosos que tenían un hijo. Fourough decidió adoptar al muchacho que sus padres padecían la lepra y lo crió y educó con todo su amor maternal. Luego se acercó al teatro y actuó en algunas obras. Fourough hablaba italiano, alemán, francés e inglés. Tradujo algunas obras teatrales al persa. Ubicándose a un nivel internacional, lo que le ganó que la UNESCO en 1966 realizara un documental sobre su vida para así conmemorar su poesía y su vida artística.

En ese mismo año, Bernardo Bertolucci, el director de cine italiano, viaja a Teherán y realiza un documental de 15 minutos sobre la vida de Fourough. En Suecia la invitan a realizar una película. En Alemania, Suecia, Inglaterra y Francia le pidieron permiso para traducir y publicar sus libros y así se da a conocer en Occidente.

Sus obras son: El Encarcelado  (1955), La Pared (1956), La
Rebeldía (1958) y El otro nacimiento (1963).

Finalmente, en el invierno de 1967 murió en un accidente de automóvil. Después de su muerte, aparece su último libro intitulado, Creamos al inicio de la estación fría en 1971, conteniendo sus últimas poesías.

LAS  SIMILITUDES

El primer  aspecto común entre ellas es ser mujeres. Hecho que repercutirá en el devenir de sus vidas.  Y aunque ambas vivían en situaciones geográficas y sociales tan distintas y alejadas, a primera vista nos encontramos con dos poetisas sensibles de una profunda mirada y sensibilidad femenina, que han dejado una huella en sus poemas y las ha distinguido de entre las otras poetisas.

La  soledad es otro aspecto común en ambas. Alfonsina no se casó y “se declaró ser madre soltera”(3).  Ella, sola, se dedicó a educar a su hijo y sin el apoyo de ningún hombre pudo entrar en el mundo de la literatura.

El fruto de esa soledad fue una vida libre, que no pudieron tener  otras mujeres de su tiempo por depender de los hombres y que le permitió poder tener la posibilidad de expresarse libremente, lo que no pudieron tener otras mujeres de su tiempo.

Desde el punto de vista de Alfonsina, la soledad otorga a la mujer una vida socialmente libre, porque al romper la mujer con las cadenas que la atan a la sociedad, que con todos sus obstáculos les causa sufrimientos y dolores, obtiene así la libertad y la posibilidad de expresión libre. En un momento de su obra La Loba dice: “... yo no pude ser como las otras, casta de buey, con yugo al cuello...”.

Fourough también experimentó esa soledad.  La imagen del padre como un hombre tiránico, provocaría que Fourough se encerrara y leyera a los poetas en la soledad de su ha- bitación. La falta de un padre cariñoso que atendiera a sus necesidades espirituales, la obliga a casarse muy pronto. Éste fue un matrimonio inestable y después de la llegada al mundo de su único hijo, se separó de su marido.

Desde entonces vivió la angustia de no poder ver nunca más a su hijo, lo que le impidieron hasta el último instante de su vida.  Y es debido a esto que ella se ve agobiada por la sociedad con la que vivió. Fourough  se siente muy sola y describe esa soledad en sus poemas:

... Y esa soy yo una mujer sola
en el inicio de una estación fría
(Creamos al inicio de la estación fría)

En otro momento también pone de manifiesto su soledad, la falta de compañía:

y la niña que sus mejillas
tuvieron el color de las hojas de geranio, ah/
/ahora es una mujer sola ahora es una mujer sola
(El otro nacimiento)...

La  muerte se considera como la principal preocupación en el pensamiento de estas dos mujeres creadoras. Ambas creen en la muerte como una liberación final de todos los pesares de la vida y se enfrentan a ella con gran valentía.

Alfonsina, una vez que se ve embarazada y abandonada por un hombre, trata  de suicidarse para liberarse de las incomprensiones de la vida, y la siguiente vez, agobiada por los sufrimientos del cáncer que la ataca y el ambiente sofocante en el que vive, se arroja al mar y así la acoge la muerte para salvarla de todos sus sufrimientos. Alfonsina, sin temor, marcha hacia la muerte, y se enfrenta con ella con todas sus verdades.

Cuando muere su amigo Horacio Quiroga, le canta:
... morir como tú, Horacio, en tus cabales, y así como en tus cuentos no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria, allá dirán:
más pudre el miedo, Horacio, que la muerte que a las espaldas va...(4)

Fourough también fracasada en el amor y cansada de su entorno social se siente muy sola, escapa de todas las personas y trata de suicidarse, pero el destino nuevamente la devuelve al mundo, según ella misma afirma:

... al mundo de las indiferencias, de las hipocresías, y este mundo se parece al nido de las serpientes,
y este mundo está lleno del ruido de la gente, que cuando te besan,
en su mente tejen la cuerda de tu horca...
(El otro nacimiento)

Ella sabe que la muerte es su destino natural, pero el ser humano, frente a ese destino se siente despreciable y no puede luchar contra él, y debe aceptarlo así, porque la muerte en cada instante nos ronda a todos. Así Fourough sin ningún miedo parte en busca de la muerte. Para ella no es posible permanecer más tiempo aquí, y así habla de su partida en su último poema:

¿Por qué paró?, ¿Por qué?
...hoy es el primer día del mes de Dey(5) yo conozco el secreto de las estaciones y entiendo la palabra de los momentos el salvador se ha dormido en la tumba
y la tierra, la tierra acogedora
es una señal de la paz, de la tranquilidad...
(Sólo Dios se queda)

Fourough piensa que con la llegada de la muerte se encuentra al fin la tranquilidad, y la paz. Y por esta misma razón, la tierra para ella se considera como el sosiego y la tranquilidad, y la muerte es el destino salvador, el que libera al ser humano de las incomprensiones y los sufrimientos de este mundo fútil.


Al analizar la poesía de ambas vates, se descubre otro punto común entre ellas, las dos poetisas hablan del anuncio de sus muertes en sus obras. Alfonsina expresa:

... Un día estaré muerta, blanca como la nieve dulce como los sueños en la tarde que llueve un día estaré muerta, fría como la piedra, quieta como el olvido, triste como la hiedra...
(Silencio)

Los poemas “Epitafio para mi tumba” incluido en Ocre (1925) y “Yo en el fondo del mar”, en Mundo de siete pozos (1934), anticipan su muerte y el sentido de ésta en la luminosidad, el color, el movimiento y la serenidad.  Si en uno declara: “Aquí descanso yo”, y se le ve dormida entrando en un pozo donde “zarpan los buques”, en otro afirma: “En el fondo del mar/ hay una casa de cristal  (...), reforzado con la imagen flotante del cuerpo rodeada de sirenas, de un pulpo que ‘hace guiños’ y de rojos ramos de ‘flores de coral’. Esas imágenes tienen su punto de partida en la cabellera en la que arden ‘las erizadas puntas del mar’ que se fusionan al oleaje y la fuerza del crepúsculo, como en una visión edénica que enlaza muerte y nacimiento, semejando a la vida poética de Storni hecha permanencia en sus versos”(6).

En el último poema de Fourough Creamos al inicio de la estación fría, notamos con claridad el anuncio de su muerte.

... Todos los tiempos de la felicidad sabían, Que tus manos se arruinarían,
Y yo no miré
Hasta que la ventana del reloj
Se abrió y aquel ruiseñor triste tocó cuatro veces,
“Dije a mi madre: ya se acabó
dije: siempre antes de lo que piensas ocurre,
tenemos que mandar una condolencia
para el periódico
mira como nieva
tal vez era la verdad de las manos jóvenes, las manos jóvenes,
que se sepultó en la nieve...”
(Creamos al inicio de la estación fría)

Todos éstos son signos de la cercanía de la muerte de Fourough que ocurrió a las cuatro horas de un día de invierno, cuando nevaba en la estación fría.

Hoy día, ambas continúan con sus nombres destacados en lo más alto y sus obras continúan sobresaliendo. Actualmente se aprecia un gran aumento en la búsqueda de la poesía de ambas escritoras. La situación social de las mujeres en la actualidad y el crecimiento de los pensamientos feministas son dos de los motivos que han contribuido a esto.

Ambas son consideradas como poetisas vanguardistas que rompieron con las tradiciones anteriores e hicieron cambios, no sólo en la forma, sino en el contenido de la poesía que se había escrito hasta entonces.

Es por ello, que al enfocarnos en sus poemas, encontramos diferencias entre  las primeras y las últimas obras escritas por estas escritoras. Ambas estaban descontentas respecto a lo que hacían y trataban de crear nuevas formas y buscaban una forma diferente en la evolución del pensamiento.

Alfonsina fue una de los vanguardistas que hizo cambios y creó nuevas formas. Intentó  alejarse de la literatura modernista y de rasgos románticos, aunque en sus primeros poemas no logra alcanzarlo. Este afán de búsqueda se manifiesta en sus últimas obras, en los cuales logra apartarse del sello romántico y del modernismo, y logra escribir una poesía de verso libre, mostrando la realidad del ser humano y de su vida cotidiana. Es considerada  como la representante de la voz femenina en América Latina y una de las iniciadoras de la poesía femenina en el continente Latinoamericano.

Fourough también con un lenguaje claro, sencillo e íntimo se esfuerza en expresar sus pensamientos, sus ilusiones y sus sentimientos más interiores. En la poesía de ella, también se manifiesta una evolución creativa, desde su primera obra llamada El Encarcelado  hasta su última obra Creamos al inicio de la estación fría. Esta evolución creativa es muy notable no sólo en la forma sino en el contenido.

Fourough, al contrario de sus primeras obras, intentó abandonar los rasgos románticos y exponer los temas reales de la vida y el mundo cotidiano. Ella se inclina a escribir en verso libre y abandona las reglas tradicionales de la poesía clásica persa.

Ambas fueron marginadas por la sociedad en que les tocó vivir y a pesar del prestigio que alcanzaron en sus países, a las dos se les dio menos importancia de la que merecían.  Es por esto que es muy importante conocer las opiniones da- das sobre la poesía de estas dos mujeres. Según nos aclara al respecto María Laura Pérez Gras: “Es importante tener en cuenta la calificación que obtuvieron los poemas de Storni en su época, ya que se los consideraba ‘pecaminoso’ y formaban parte de la lectura clandestina para el público femenino. Esta repercusión también sirvió a la causa de Alfonsina, porque a partir de la aceptación disimulada, el consenso tácito y el placer de lo prohibido, su palabra se hizo más fuerte y llegó a todos los sectores sociales, haciendo más efectivo su mensaje destronador de estructuras patriarcales”(7). Por otra parte, Fourough también encontró muchas opiniones negativas y la lectura de sus poemas se manifestaba como un acto de inmoralidad.

Ambas fueron revolucionarias y fueron reconocidas por mostrar el papel y exigir los derechos de las mujeres en la sociedad. Alfonsina luchó por la igualdad entre el hombre y la mujer. Ella, sin descanso, buscó eliminar la exigencia de la virginidad femenina como requisito indispensable para el matrimonio, lo que no se consideraba para los varones.

Su poema Tú me quieres blanca, es una fuerte protesta contra esta exigencia, en el que grita a la sociedad, manifestando que el hombre, aun haciendo de todo, quiere a la mujer virgen.

... Tú me quieres alba,/ me quieres de espuma,/ me quieres nácar.  (...).Tú que hubiste todas, /las copas a mano,/ de frutas y mieles,/los labios morados,/(...) No sé todavía, / Por cuáles milagros, / Me pretendes blanca, / Me pretendes casta, / Me pretendes alba,/ (...) Habla con los pájaros,/ y lévate al alba. /y cuando las carnes/ te sean tornadas,/ Que por las alcobas/ se quedó enredada,/ entonces, buen hombre,/ preténdeme blanca,/ preténdeme nívea, / preténdeme casta” (El dulce daño, 1918).

Fourough también luchó contra la sociedad, que prohibía la relación amorosa de la mujer fuera del matrimonio y rechaza la expresión libre de su amor hacia el hombre. Su libro La Rebeldía  es una muestra de esta lucha contra las reglas y los convencionalismos que rechazaban las mues- tras del sentimiento erótico y amoroso por parte de las mujeres. En dicho libro, la poetisa revela muy abiertamente y con mucha fuerza que el amor es su derecho y que ella no tiene miedo de disfrutarlo.

En esta obra Fourough describe claramente su deseo por la figura masculina, mostrando que en el momento en el que está con su amante todo le parece luminoso, pero al alejarse de él, todo se cubre de oscuridad.

... Quiero  una oportunidad, lejos de los ojos de los ajenos. te daré una copa de vino
quiero un lecho de las rosas
para que te entregue una noche...
(La Rebeldía)

A partir de esta obra, es que a Fourough se le considera como una poetisa inmoral en la sociedad iraní de entonces y los críticos y moralistas no la dejan tranquila con sus comentarios molestos.

A pesar de la lucha de estas poetisas por los derechos de las mujeres, las dos confiesan la necesidad del hombre como compañero, lo que se afirma en este verso:  “... Hombre,  yo marcho por tus mismas sendas...”.

Estas dos mujeres nunca se rindieron ante los críticos y los prejuicios que las atacaban y con mucha pasión hicieron un gran esfuerzo para enfrentarse a las tradiciones y pensamientos que intentaban mantenerlas al margen.

Alfonsina en una carta dirigida a Julio Cejador escribe:

... ¡Es que a las mujeres nos cuesta tanto la vida! Nuestra exagerada sensibilidad, el mundo complicado que nos en- vuelve, la desconfianza sistematizada del ambiente, aquella terrible y permanente presencia del “sexo”..., todo contribuye a aplastarnos. Si logramos sostenernos en pie es gracias a una serie de razonamientos con que cortamos las malas redes que buscan envolvernos, pues, a tajo limpio nos mantenemos en lucha...(8).

Por otra parte, ambas son también las grandes críticas de sus obras. Alfonsina en la valoración de su primer libro La inquietud del rosal (1916), lo considera “sobrecargado de resabios románticos”(9). Y es por eso no lo incluyó en la antología que compiló en 1938.

Fourough presenta su último libro El otro nacimiento así: “... Cuando  miro mi libro El otro nacimiento, me da mucha lástima. El  resultado de cuatro años de trabajo es muy escaso...”(10).


Y en otra ocasión dice estar arrepentida de haber publicado sus tres primeros libros. Existen varias opiniones diferentes dadas por estas mujeres sobre sus obras.

Ambas se consideraron cantoras del amor. El amor está presente no sólo en sus vidas personales, sino también es uno de los temas principales en sus poesías. Alfonsina ejerció el amor libre y “se declaró ser madre soltera”(11). Fourough durante su corta vida pudo experimentar el amor, el matrimonio, la maternidad, el divorcio y el fracaso amoroso.

Así, el amor y la pasión es lo que más reflejan en sus versos. La obra de ambas es erótica, está llena de emociones, de deseos y de la descripción del cuerpo desnudo, los que son relacionados con el hombre.

Estas demostraciones sentimentales se consideraban contra  la ética  y la moral. Ambas se esforzaron en exigir el derecho de las mujeres a proclamar sus pasiones sin temores hacia los hombres. Por eso lucharon duramente contra la sociedad en la que vivieron y no admitieron las injurias de sus detractores.

Alfonsina anuncia sin miedo:

... Quiero  un amor feroz de garra y diente que me asalte a traición a pleno día quiero un amor que sea una tormenta
que todo rompe y lo renueva todo...
(Animal cansado)

Fourough también muestra su rebeldía a través de manifestaciones eróticas, del amor terrenal, de los deseos, sobre todo carnales, y la descripción del cuerpo masculino. Declara su protesta diciendo:

... He cometido un pecado, un pecado lleno de placer al lado de un cuerpo movido y distraído,
en un pecho que era cálido y ardiente
Dios! No sé qué hice
en ese refugio oscuro y silencioso...
(El pecado)

Esta voz femenina y sincera, de  pronto irrumpe en  el ambiente de la poesía clásica persa, donde se escuchaba solamente el tono masculino, donde las mujeres no podían expresar sus deseos con esa audacia.


Pues esta confesión de la relación sexual de la lengua de una joven, aterrorizó a la sociedad de esa época.

Otro punto que tuvieron en común fue que no fueron religiosas. Alfonsina “se proclamó atea  en  público”(12)  y Fourough, a pesar de muchos matices religiosos que se ven en su poesía, no es una persona religiosa. Se enfrenta mucho a Dios, y se queja de su creación. Su poema La Obediencia es una burla hacia la religión, pues ella cree que la creación es una obligación y el ser humano no tiene derecho a elegir su camino desde su nacimiento hasta el final de sus días, lo que le ha quitado la libertad en todos los sentidos de la vida, la libertad de sus deseos y sus pasiones.  O mejor dicho, la liberación sexual. Ella dice:

... ¿Quién  soy yo? Nacida de una noche disfrutable un desconocido me lleva en este camino
una vez un cuerpo envolvió al otro yo nací, sin que yo quisiera...
(La obediencia)

Ninguna negó su sexo, y escribieron sus poesías valiéndose de sus femineidades.  Al leer sus versos el lector nota que han sido escritos por mujeres.

Ambas poetisas estaban llenas de sentimientos maternales. Alfonsina,  madre soltera, después del nacimiento de su hijo, se dedica a criarlo y luchar por él con todas sus fuerzas. A partir de ahí, decide enfrentarse sola a los problemas de la vida. Este sentimiento maternal la hizo participar en la ayuda a los huérfanos de la guerra.

Por otra parte, Fourough no pudo criar a su hijo, pues tras su divorcio, su ex marido no le permitió ver a su único hijo. Cuando acudía al refugio de leprosos para continuar un documental sobre la vida de estas personas desgraciadas, les ayudaba y comía con ellos. En aquel lugar conoció a un muchacho que sus padres padecían la lepra y Fourough lo llevó a su casa, lo adoptó y se dedicó a educarlo con todo su sentimiento maternal. Lo crió como su hijo.



CONCLUSIONES

Alfonsina Storni, conocida como una de las mejores voces femeninas del mundo latino, y Fourough Farrokhzad, considerada como una de las mujeres de vanguardia de la poesía persa, tuvieron muchos aspectos comunes respecto a la vida, el amor, la muerte y al sexo masculino.

Podemos asegurar con lo demostrado anteriormente que ambas escritoras fueron víctimas de las sociedades moralistas y sexistas en las que les tocó vivir. No obstante a la lejanía cultural, étnica y geográfica se demuestra que en la evolución de todas las sociedades siempre la mujer ha sido la víctima de los moralismos y ética burguesa y religiosa. Impidiéndoles expresarse abiertamente como lo han hecho los hombres.

Es perfectamente visible la presencia en todas las culturas de las necesidades espirituales de todos los seres humanos. De la necesidad de comunicación, de la necesidad de hacer por los demás y que los demás sean capaces de hacer por nosotros mismos.

Y  aunque no se ha demostrado si ha existido algún tipo de influencia directa o indirecta entre ambas poetisas, lo que podemos asegurar es que ambas vivieron, sintieron y escribieron sobre los mismos pesares y logros en su vida.

Asimismo creo oportuno decir que ambas poetisas se merecen un estudio más profundo de sus obras y los hechos y acciones comunes acaecidas a ambas.

Notas bibliográficas:

1  Borhani, M.: Vivir en los altos, Irán, Teherán,  Editorial Morvarid, 1993, p. 332.
2  Bagheri, B.:  “La  vida y poesia de Emily Dikinson y Fourough Farrokh- zad”, Revista de la Facultad de Le- tras, Universidad de Teherán, 2002, p. 112.
3  –  “Biografía de Alfonsina Storni”, tomado de Proyecto Cervantes, http:// CVC.Cervantes.es/actcult/Storni/biografia.htm.
4  –  “Biografia de Alfonsina Storni”, tomado del Proyecto Cervantes, http:// CVC.Cervantes.es/actcult/Storni/biografía.htm.
5  El décimo mes del calendario iraní.
6 http://CVC.cervantes.es/actcult/Stor- ni/default.htm.
7  Pérez Gras, M. L.: La Loba: una comparación entre Giovanni Verga y Al- fonsina Storni,  S.A., p. 6.
8 http://CVC.Cervantes.es/actcult/Stor- ni/default.htm.
9  Pérez Gras, M. L.: La Loba: una comparación entre Giovanni Verga y Al- fonsina Storni,  S.A., p. 4.
10  Abbasi,  B.: Saludaré  de nuevo al sol,
Teherán, Edi. Elm, 2000, p. 148.
11 http://CVC.Cervantes.es/actcult/Stor- ni/default.htm.
12 http://CVC.Cervantes.es/actcult/ Storni/default.htm.

Bibliografía:

“Biografía de  Alfonsina Storni”, to- mado del Proyecto Cervantes, http:// www.cvc.cervantes.es/actcult/storni/ biografia.htm.
“La   verdadera  muerte  de  Alfonsi- na  Storni”, http://www.jorgeletralia. blogsome.com/2006/06/22.
Abbasi, B. (2000): Saludaré de nuevo al sol, Teherán, Edi. Elm.
Acereda, A.:  “La  autenticidad de Alfonsi- na Storni”, http://www.libertaddigital. com/articulo.php/1276229812.
Bagheri, B.  (2002): “La  vida y poesia de Emily Dikinson  y Fourough Farrokh- zad”, Revista de la Facultad de Letras, Universidad de Teherán, pp. 111-132.
Bianchi, S. (2002): “Alfonsina  Storni: yo soy ya la mujer que vive alerta”, Re- vista Soles, n.º 87, mayo, http://www. solesdigital.com.ar/archivo/alfonsina_Storni.htm.
Borhani, M. (1993): Vivir en los altos, Irán, Teherán, Editorial Morvarid.
Dastgheib,  A. (1993): Dualidades del amor y el temor de aniquilación en la poesía de Fourough Farrokhzad, Irán, Teherán, Edi. Morvarid.
De Cicco,  G. (1999): “Hermana Marginal: Alfonsina Storni”, publicado  en  la revista  Los lanzallamas,   Argentina, Rosario, http://www.geocities.come/ gdecicco65/astorni.html.
Farrokhzad,  F. (2000): Del amor: antología de la poesia de Fourough Farrokhzad, Edi. Azar.
Kearns,  S.: “Una ruta hacia la conciencia feminista: la poesia de Bioconda Be- lli”, http://www.lehman.edu/ciberle- tras/vo9/kearns.html.
Pérez Gras, M. L.: La Loba:  una comparación entre Giovanni Verga y Alfonsina Storni.
Shafiie Kadkani, M. R. (2000):  Historia de la poesía persa, Teherán, Sokhan.
Torabi, Z. (1997): Fourough desde otra mi- rada. Irán, Teherán, Mundo Nuevo.
Zarinkoob, H. (1996):  Oro forrado de cobre, Teherán, Edi. Morvarid.

Fuente: ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura
CL X X XIV 734  noviembre-diciembre (2008)

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