«La cultura occidental tiene una amplia deuda con la (cultura) islámica»

martes, agosto 16, 2011


Por Bilal Portillo

Plática con Alberto Montaner Frutos, escritor, arabista, investigador y director del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de La Universidad de Zaragoza (España):

La Revista Biblioteca Islámica conversó vía correo electrónico con Alberto Montaner Frutos, filólogo hispánico, historiador y arabista especializado en literatura e historia hispánica medieval. Asimismo es heraldista y bibliógrafo. Ha publicado varios libros de poesía.

Nacido en Zaragoza en 1963, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza (1986) y en Filología Semítica por la Universidad Complutense de Madrid (1988), donde se doctoró en Filología en 1994, con la tesis doctoral Almiqdâd: Una leyenda islámica árabe y aljamiada.

Tras haber sido becario de investigación en la Universidad de Zaragoza (1987-1989), obtuvo una plaza de Profesor Asociado en la misma Universidad (1989-1996), de la cual es Profesor Titular de Literatura Española desde 1996. También ha sido profesor invitado de la Universidad Pedagógica de San Petersburgo (1990), de la Universidad de Oxford (1992), de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (2002) y de la Universidad Autónoma del Estado de México (2002), así como investigador invitado o visitante académico en el King's College London (1992), en el College of William and Mary, de Williamsburg ,Virginia (2000) y en el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (2002). Además ha impartidos conferencias y seminarios en numerosas universidades y centros de investigación de España, Reino Unido, Francia, México y Suiza.

Actualmente compagina su actividad docente e investigadora en la Universidad de Zaragoza con la desarrollada en la Institución «Fernando el Católico», en la que es Director del Área de Investigación y Publicaciones Periódicas, así como Secretario Científico de la Cátedra de Emblemática «Barón de Valdeolivos»; en el Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo (Centro Mixto de las Cortes de Aragón, la Universidad de Zaragoza y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas), donde dirige la Unidad de Estudios Árabes e Islámicos, y en el Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas, de la Universidad de Salamanca, de cuya Junta de Gobierno es Vocal. Es también miembro de diversas asociaciones profesionales, siendo actualmente presidente de la Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, y numerario de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, de la Asociación Internacional "Siglo de Oro", de la Sociedad Española de Historia del Libro y de la Sociedad Heráldica Española.

Tempranamente atraído por la investigación, consiguió el primer premio del 13th European Philips Contest for Young Scientists and Inventors (1981) y un Diploma al mérito investigador de la Universidad de Zaragoza (1981). Al concluir sus estudios en dicha universidad obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura (1987) y el Premio Extraordinario «Academia General Militar» (1987). Su actividad investigadora le ha valido el ingreso en diversas corporaciones académicas, siendo individuo de número del Colegio Heráldico de España y de las Indias (1994), miembro correspondiente del Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, (1994), de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía (1997), de la Academia de Genealogía, Nobleza y Armas (1998) y de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (1998). Además ha recibido las siguientes distinciones: Gran Cruz de la Orden de San Eugenio (1998), Socio Honorario del Centro Culturale Copto-Ortodosso de Venecia (1999), Caballero de Mérito de la Soberana Orden Militar Constantiniana de San Jorge (1999) y Premio Nacional de Divulgación y Enseñanza de Estudios Históricos, de la Federación Española de Genealogía y Heráldica y Ciencias Históricas (2001).

Sus líneas fundamentales de investigación son la literatura y la historia de la Edad Media y del Siglo de Oro hispánicos, con especial atención a la épica medieval y a la literatura aljamiada, así como los estudios de Emblemática General. En conjunto, sus trabajos suman una veintena de libros y un centenar de artículos publicados en actas de congresos y revistas científicas de la especialidad. (fuente: http://www.ieiop.csic.es/curriculos/amontanerf.php)

Profesor Montaner Frutos, ¿qué cargo desempeña actualmente?

Soy Director de la Unidad de Estudios Árabes e Islámicos del Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, en Zaragoza (España).

Profesor, el idioma árabe es una lengua que durante mucho tiempo convivió junto con el castellano en España, específicamente durante la presencia islámica, ¿Cuál es la deuda que el castellano tiene con el árabe?

La influencia del árabe sobre el castellano (y sobre las demás lenguas romances de la Península Ibérica) es muy importante, la segunda tras la grecolatina y por encima de la germánica. Ese influjo se manifiesta en la entrada de un amplio número de voces (que las estadísticas más recientes y rigurosas fijan en 2074 para el castellano), pero también de algún recurso morfológico como el sufijo gentilicio -í, que nos sirve tanto para construir gentilicios modernos que no lo llevan en su lengua original (paquistaní, por ejemplo) como otros adjetivos relativos (como alfonsí, referido al rey Alfonso X el Sabio, que tanto aprecio tuvo por la sabiduría y la técnica arabo-islámicas).

Usted es un estudioso del tema literario e histórico, en uno de sus trabajos nos encontramos con la frase "Sprachbund islámica" lo que inmediatamente nos recuerda que lo "islámico" tuvo una gran presencia en la Península, por ello le preguntamos ¿en cuáles de las grandes obras de la literatura española podemos encontrar influencias islámicas?

La expresión "Sprachbund islámica" se refiere al papel que la lengua árabe tiene como marco de referencia cultural en todos los países de credo musulmán, dado que es la lengua del Sagrado Corán. A través de las obras traducidas del árabe, entraron en la cultura occidental muchas ideas y conceptos originarios de Grecia y la India, de Persia o del imperio árabe centrado en torno a los califatos de Damasco y Bagdad. Las obras que reflejan ese influjo son innumerables, puesto que impregnaron buena parte de la cultura hispánica. Con todo, es necesario distinguir entre obras traducidas del árabe (como las colecciones de relatos ejemplares tituladas Calia e Dimna y Sendebar), las obras que reflejan un conocimiento directo de la cultura árabo-islámica (por ejemplo, el romancero de frontera o las obras de Cervantes, debido a su cautiverio en Argel) y las que simplemente reciben ecos indirectos a través de conceptos o costumbres que ya se habían aclimatado en España, o por influjo de las obras traducidas del árabe (lo que resulta de mucha importancia en toda la producción filosófica y científica desde el siglo XII hasta el Renacimiento).

En esta parte del mundo —América Latina— los musulmanes, investigadores y estudiantes del árabe frecuentemente nos encontramos con textos traducidos del árabe que son muy deficientes ¿cuál es el verdadero nivel de las traducciones del árabe al español?

Resulta muy arriesgado generalizar en este terreno. En conjunto, el arabismo hispánico goza de una larga tradición (consolidada desde finales del siglo XIX), pero su orientación hacia aspectos históricos más que lingüísticos ha hecho que a veces el dominio de la lengua no fuese el más adecuado para abordar la traducción de textos difíciles. Por otra parte, la presencia, fuera de los círculos académicos, de algunos aficionados con mejor voluntad que técnicas de traducción (incluso por parte de personas bilingües) tampoco ha beneficiado el nivel de las traducciones. No obstante, sería injusto no reconocer que el nivel estrictamente lingüístico del arabismo hispano ha experimentado un notable ascenso desde los años setenta, así como la existencia de excelentes traducciones de obras árabes tanto literarias como históricas o científicas.

Podría por favor hablarnos sobre el Aljamiado y sus peculiaridades

La aljamía es la peculiar lengua que hablaban los mudéjares (y luego moriscos) hispánicos. Cuando el avance de la conquista cristiana hizo que dentro de su territorio quedasen comunidades islámicas que habían preferido no emigrar hacia Alandalús, estos grupos tuvieron que aprender la lengua de sus vecinos y ahora dominadores para poder relacionarse con ellos. Como esto se hizo de manera espontánea y sin un sistema reglado de enseñanza, el aprendizaje dio lugar a lo que se denomina técnicamente la criollización del dialecto árabe andalusí hablado por esta población y de la lengua romance (castellana o aragonesa) que aprendían de sus vecinos. El resultado fue una combinación de elementos de ambas procedencias, una especie de lengua mixta, con más componente romance que árabe, pero con un influjo muy fuerte de este último en todos los niveles, desde la pronunciación al vocabulario. Cuando los mudéjares perdieron definitivamente el árabe, su lengua materna fue esta aljamía, que fue la que emplearon en sus escritos, pero con la particularidad de que usaban los caracteres árabes. De ahí la aparición de los textos aljamiados, es decir, escritos en esa particular variedad árabo-romance, pero con en escritura arábiga.

¿Por qué el aljamiado no pudo llegar hasta nuestros tiempos como un lenguaje "vivo"?
La expulsión de los moriscos (es decir, de los mudéjares obligados a convertirse al cristianismo a principios del siglo XVI) en 1610 hizo que la aljamía desapareciese con ellos. Los pocos que pudieron quedarse en la Península estaban completamente integrados en la sociedad que los rodeaba, de modo que ya no hablaban aljamía, sino castellano estándar. Los que marcharon al exilio, lo hicieron mayoritariamente al Norte de África (a los actuales Marruecos, Túnez y Argelia), donde, lógicamente, al cabo de un tiempo recuperaron el uso del árabe, abandonando para siempre la aljamía. No obstante, hay que señalar que durante la primera mitad del siglo XVII algunos moriscos expulsados siguieron escribiendo en aljamía, aunque ya no en caracteres árabes, sino latinos.

Desde el punto de vista lingüístico y literario ¿Cuáles son desde su criterio los aportes más importantes del Islam a la cultura occidental?

La cultura occidental tiene una amplia deuda con la árabo-islámica. El superior nivel cultural y técnico de la sociedad islámica mediterránea durante la Edad Media hizo que el desarrollo de la filosofía y de las ciencias, así como de determinados géneros literarios, como la prosa narrativa (cuentos, novelas) no hubieran podido desarrollarse como lo hicieron a partir del siglo XIII sin las traducciones hechas del árabe, fundamentalmente en la Península Ibérica.

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En los actuales momentos, en que las tensiones sociopolíticas favorecen la aparición de posturas extremistas y excluyentes tanto en las sociedades de tradición cristiana como en las de tradición musulmana, es imprescindible profundizar en el conocimiento mutuo. Sólo sabiendo cómo es realmente el otro, en qué cree y qué le preocupa podemos lograr comprenderlo y, a partir de ahí, mantener una relación fructífera. Es pues, imprescindible, abandonar toda cerrazón sectaria y abrirse al conocimiento desapasionado. Sin duda, esto no va a garantizar la fraternidad humana, pero al menos puede abrir una vía a la esperanza.

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2 comentarios

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