¿Quién es creyente? ¿Quién es infiel? (Sayyed Hossein Nasr)
lunes, agosto 08, 2011
Con este marco en la mente , será más fácil comprender la división que establece el Islam entre creyentes (mu´mins) y lo que en occidente se ha traducido como "infieles" o "no creyentes" (kafirs), que significa literalmente "aquellos que en cubren la verdad" Cada religión tiene una forma de distinguirse de las otras. El judaísmo habla de judíos y gentiles , y el cristiano de fieles y paganos. Cada una de estas categorizaciones tiene una raíz teológica y otra popular e histórica, relacionada a la comprensión que cada una de ellas tiene por sí misma, así como con su historia. En el caso del Islam, la distinción se fundamenta más en la cuestión de la Fe o iman, y menos en el término más general del Islam. En el Corán la fe implica un nivel superior de participación en la religión, como analizaremos en el capitulo siguiente, y aun en la actualidad solo los que toman su religión muy seria mente y virtuosos son llamados mu`nim (o poseedores del iman) Y, sin embargo, el Corán no limita el termino mu`mim solamente a los que siguen la religión islámica : incluye a los fieles del Islam junto a los seguidores de otras religiones, como evidencia la afirmación crónica, <ciertamente, quienes tienen fe [En lo que se reveló al profeta] y quienes son judíos, cristianos y sabeos- quienes tienen fe en Dios y en el ultimo día y hacen el bien - sin duda tendrán su recompensa con su señor, y no tienen que temer y no serán afligidos> (2,62), en el versículo como también en el 69 de la sura 5 (<La mesa servida>) que casi repite el mismo mensaje, el reconocimiento de las otras religiones se extiende incluso más allá del judaísmo , cristianismo y sabeísmo, para incluir "a quienes tengan fe en Dios", y la posibilidad de salvación se hace también explícitamente universal. Igualmente desaparece la frontera entre fiel musulmán y fiel de otras religiones. Por consiguiente, se podría decir que en el sentido más universal, quien tenga fe y acepte al Único Dios, o principio supremo, es creyente, o mu´min, y quien no lo acepte es un infiel, o kafir , sea cual fuere la identificación nominal, étnica e incluso religiosa de esa persona.
Como resultado de esta universalidad explicita del texto coránico, el uso de los términos "creyente" o "fiel" y "no creyente" o "infiel" es mucho más complicado que en el cristianismo. En el Islam existe, en primer lugar, la visión meta física sufí de la verdad absoluta, que esta mas allá de toda dualidad, incluso más allá de la dicotomía iman y kufr, o fe e infidelidad : sin embargo, para llegar a la verdad transcendente mas allá de toda dualidad, se debe a empezar con fe a partir de los cimientos formales del Islam, lo que se distinguen claramente de kufr. La comprensión esotérica de kufr e iman , tan presente en la poesía sufí clásica, especialmente entre poetas persas como Rumi,shabistari, y hafiz , no debe confundirse, por lo tanto, en la idea dominante en algunos círculos occidentales de cada cual puede alcanzar la verdad absoluta simplemente evitando tanto el mundo de la fe como el de la infidelidad.
En los niveles de las formas religiosas externas , iman tiene que ver con verdad, y sufr con falsedad. Esta dicotomía no se anula por la exhortación de los sufíes a ir más allá de kurf y de iman, lo que significa alcanzar el tawhid o la unidad más allá de oposiciones y dicotomías.
En el plano formal y popular, los musulmanes tradicionales han utilizado a menudo la categoría de "creyente" o "fiel" para los musulmanes y seguidores de otras religiones, especialmente cristianos y judíos. Pero han existido también periodos históricos en los que reservo el término "fiel" para los musulmanes, y se utilizo kafir o "infiel" para los no musulmanes, como en el imperio otomano, donde se llamaba kuffar, infieles, a los europeos. Sin embargo, la situación se hace aun más complicada por el hecho de que a lo largo de la historia islámica algunos grupos musulmanes han llamado infieles a otros grupos musulmanes, llegando algunos incluso al extremo de tratarlos en la práctica como enemigos por ejemplo, durante la primera época de la historia islámica, los khawarij, que se oponían a los sunníes y chiíes como infieles, atacaron a ambos grupos física y militarmente. Más tarde, los ismailíes fueron considerados kaffar por muchos eruditos sunníes, e incluso en el Islam predominante algunos eruditos sunníes y chiíes ortodoxos no era auténticos musulmanes, y a menudo arrojó sobre ellos el anatema de infieles, lo que se denomina takfir, mientras que muchos eruditos hanafíes otomanos consideraban que los wahhabíes eran kuffar.
La imagen dominante en occidente de que todos los musulmanes están unidos en tanto que fieles contra los infieles sencillamente no es cierta, aunque algunos conocidos predicadores cristianos repiten a su rey esta afirmación está hecha por algunos extremistas del mundo islámico. Siempre han existido quienes han hablado de la necesidad de la unidad de los musulmanes en tanto que fieles, y en cierto sentido esa unidad ha existido siempre, a pesar de la diversidad que se da en muchos niveles. Pero la pregunta de quién es creyente, o persona de fe, y quién es increyente, o infiel, requiere una respuesta mucho más matizada de lo que por lo general se da en las fuentes habituales.
Por otra parte el término, kafir tiene una definición teológica y judicial y otra definición popular, política y social, y no se deben confundir. En la conciencia de muchos musulmanes devotos, un cristiano o un judío piadoso siguen siendo considerados creyentes, mientras que un agnóstico con nombre árabe o persa es considerado kafir. Y el anatema de kufr, lejos de referirse únicamente a los de fuera, ha incluido a varios grupos dentro del propio mundo islámico. En la actualidad aunque algunos musulmanes sostienen que "los fieles" son responsables de la acometida de la cultura secularista de oriente, utilizan la misma caracterización para aquellos que, dentro del propio Islam, aunque todavía formalmente musulmanes, aceptan y predican ideas secularistas que niegan los cimientos mismos de la revelación islámica. En realidad, el secularismo es el enemigo común de todas las tradiciones abrahámicas, y la erosión de la autoridad moral de las sociedades seculares que observamos hoy en día plantea problemas tanto a judíos y cristianos como a musulmanes.
Fuente: Nasr, Seyyed Hossein, El Corazón del Islam, Editorial Kairós, Barcelona 2007, págs. 58 a 61.
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